29.12.09

China. la Gran Paradoja Histórica

China.- la Gran Paradoja Histórica.

Los dirigentes del Partido Comunista Chino se identifican con los dirigentes políticos imperialistas norteamericanos en la contaminación del planeta.

Autor: Ulises Casas Jerez [casasulises@hotmail.com].
Crítica Política Numero: 185.
Fecha: 21 de Diciembre de 2009.

Como lo hemos dicho, no son los individuos los que hacen la Historia, sino la evolución de las condiciones materiales económicas de sus pueblos. Hasta ahora, quienes han constituidos partidos políticos a los cuales les han colocado la palabra “comunista”, en realidad no han podido comprender lo que significa el comunismo como conceptualización filosófica, ideológica, política e histórica. Lo que esos dirigentes han llevado a cabo es un enfrentamiento generalmente violento para derrocar a otras dirigencias en el poder político, asumir su posición y usufructuar las condiciones económicas, sociales y políticas de la sociedad en la cual han logrado tomárselo. Si analizamos en profundidad a cada uno de esos dirigentes, y al grupo partidista en conjunto, podemos concluir en que siempre tuvieron como objetivo fundamental la toma del poder político en manos de unas castas económicamente poderosas; instalados violentamente en el poder iniciaron una poda de esa casta y se instauraron como grupo político y familiar iniciando una era en la cual, aunque la estructura económica estaba en poder del Estado, éste es un ente abstracto cuya concritud se ubica en cabeza de sus dirigentes. Es así como el grupo comunista se constituye en una burocracia voraz que depreda la riqueza de la sociedad. Posee el mismo carácter de la casta dominante capitalista aunque de origen diferente y en condiciones diferentes.
En el caso de la llamada “Republica Popular China”, en donde la dirigencia del Partido Comunista se tomó el poder en 1950, se llevaron a cabo diversas situaciones que llevaron a que su economía tuviese un tratamiento diferente a la que los dirigentes comunistas de otras naciones habían dado a la misma. En la actualidad, China se ha convertido en una de las potencias económicas de mayor desarrollo del mundo. Su producción industrial compite con Estados Unidos y la Unión Europea y el gran capital internacional se encuentra allí como en cualquier otra parte del mundo. Las tesis del comunismo o del socialismo no tienen función alguna en esa gran nación. Por el contrario, su desarrollo económico solo tiene en cuenta el crecimiento competitivo con las grandes potencias y en esa dirección es posible que las supere gracias a la centralización estatal de su economía.
En las anteriores circunstancias, en la reunión que se llevó a cabo en días pasados en la ciudad de Copenhague, en Dinamarca, tanto Estados Unidos como China, ambas como potencias industriales del mundo, coincidieron en sostener la producción sobre las condiciones actuales de contaminación del medio ambiente y negarse a tomar medidas de fondo para detener esa contaminación.
Cuando nosotros, desde el punto de vista del materialismo dialéctico, afirmamos que las condiciones materiales económicas de la sociedad van determinando la conducta de los individuos que la componen, estamos respondiendo a la realidad, a la objetividad de la evolución humana. Aquí sigue imperando el principio de ser el “ser social el que determina la conciencia”. La dirigencia política de los países del mundo obedece al desarrollo económico de sus respectivos pueblos y ese desarrollo no puede detenerse con medidas que detengan la contaminación que su industria produce al planeta. Hasta ahora, la industria necesita del carbón para su desarrollo, y China es el país que mayor uso hace del mismo, convirtiéndose en el mayor contaminador del medio ambiente del planeta.
El que la casta dirigente comunista se agrupe alrededor de un partido político que se denomina aún “comunista”, no significa que sea comunista. En ese sentido el Partido Demócrata y el Partido Republicano de los Estados Unidos poseen la misma posición ante el desarrollo de la economía de su país; podríamos decir que podrían también unirse y denominarse “comunista” sin que ello afecte de alguna manera el desarrollo de su economía. La diferencia se encuentra en que en China, la casta “comunista” tiene centralizada la economía en el Estado y en Estados Unidos esa economía la centralizan las grandes empresas multinacionales y el poder mundial del poder financiero. Pero el Estado, en China, es el grupo denominado “Partido Comunista de la República Popular China”, nombre emblemático que domina ideológicamente sobre sus más de mil trescientos millones de habitantes de esa inmensa nación.
Llegará un momento en el cual la forma corresponda al contenido y entonces, ese nombre de “comunista” dará lugar a otro. Lo real, en el mundo actual, es que en parte alguna del planeta existe un modo de producción diferente al modo de producción capitalista; en consecuencia el poder político, en todos los países del mundo, corresponde a ese modo de producción histórico. No es que una denominación oportunista vaya a cambiar la estructura por ese mismo hecho de darse un nombre cualquiera. El nombre sirve para encubrir el contenido y se hace con la finalidad de usufructuar el poder económico bajo la sombrilla del poder político. Quienes a mediados del siglo pasado creímos en el comunismo de esos países, los que se derrumban al final del mismo, seguimos siendo honrados y honestos y por ello nos salvamos de esa contaminación ideológica.

21.12.09

Cómo 10 dígitos terminarán con la privacidad tal como la conocemos

Este articulo merecia que adelantara su publicación, debido a lo interesante que es.
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18-12-2009

Cómo 10 dígitos terminarán con la privacidad tal como la conocemos

Noticias de Seguridad Informática


Tanto quienes frecuentan Internet como los moradores urbanos deben reconocer que la era del anonimato está finalizando.
La población mundial es de unos 7.000 millones. De modo que sólo se requiere de 10 dígitos para etiquetar a cada ser humano únicamente.

Esta simple observación aritmética ofrece una poderosa comprensión de los límites de la privacidad. Dicta algo que podríamos llamar la Regla de los 10 Dígitos: apenas unos 10 dígitos de información personal distintiva son suficientes para identificarlo a Vd. únicamente. Son suficientes para despojarlo de su anonimato en Internet o llamarlo por su nombre cuando camina por la calle. La Regla de los 10 Dígitos significa que a medida que nuestros aparatos electrónicos se hacen más charlatanes, y las bases de datos se hinchan, debemos aceptar que en la mayor parte de nuestras caminatas en la vida, estaremos llevando nuestros nombres pegados en la frente.

Un estudio de la información del censo de EEUU de 1990 revela que el 87 por ciento de las personas en los EEUU era identificables únicamente con sólo tres piezas de información (PDF): los cinco dígitos del código postal (ZIP code), el género, y la fecha de nacimiento. Los navegantes de Internet actualmente emiten considerablemente mucha más información que esa. Los sitios Web pueden determinar con precisión nuestra ubicación geofráfica, modelo de computadora, tipo de navegador, y pueden rastrearnos silenciosamente usando cookies. Los sitios de Bancos incluso puede confirmar nuestras identidades verificando que nuestros ingresos al sistema suceden consitentemente en ciertos momentos del día.

Extractos de bases de datos, también, traen cantidades sorprendente de informacion de identificación, incluso cuando son "anonimizados" por privacidad. Investigadores de la Universidad de Texas en Austin el año pasado estudiaron un conjunto de perfiles de calificación de películas de 500.000 suscriptores anónimos de Netflix (PDF).

Conociendo apenas un poco sobre un suscriptor -digamos, seis a ocho películas preferidas, el tipo de cosas que uno pondría en un sitio de redes sociales- los investigadores encontraron que podían encontrar su perfil anónimo en Netflix, si tenía uno. El estudio de Netflix muestra que esos 10 dígitos de "desanonimización" pueden esconderse en lugares sorprendentes.

Nuestras pertenencias físicas también traicionan nuestro anonimato llamando silenciosamente a nuestros digitos traidores del anonimato. Pequeños microchips inalámbricos -a menudo denominados identificación por radio frecuencia, o RFID, etiquetas- están presentes en llaves de automóviles, tarjetas de crédito, pasaportes, identificaciones de entrada a edificios y pases de tránsito. Emiten números de serie únicos.

Una vez relacionado con nuestro nombre -cuando hacemos compras con tarjetas de crédito, por ejemplo- estos microchips permiten que seamos rastreados sin darnos cuenta. Un libro popular inflama la imaginación con el espeluznante título, "ChipsEspias: Cómo las Corporaciones más grandes y el Gobierno planean rastrear cualquier movimiento que Vd. haga con RFID."

Pero los microchips inalámbricos también resaltan la inutilidad de las protecciones de anonimato. Para empezar, en inquietudes sobre el seguimiento de RFID se pierde de vista el bosque por los árboles. Después de todo, los teléfonos celulares están en todas partes y pueden ser rastreados a distancias mucho mayores que los chips solos. Mucha gente tiene receptores de GPS en sus teléfonos y se suscriben a servicios basados en la ubicación, revelando voluntariamente (selectivamente) sus movimientos. No tiene sentido ocultar los números de chips cuando su celular chilla donde está Vd.

Muchos científicos (me incluyo) han desarrollado técnicas anti-rastreo para teléfonos celulares y microchips. En vez de números de serie fijos, los dispositivos inalámbricos pueden llamar cambiando los pseudónimos, tal como cambian la matrícula los automóviles en las películas de espías. El problema es que las matrículas pueden cambiar pero el automóvil sigue siendo el mismo. En este aspecto, los chips son como los automóviles.

Científicos en ETH Zurich mostraron recientemente cómo identificar de forma única los microchips utilizando ondas de radio (PDF) -y consecuentemente poder ver a través del disfraz de los seudónimos. Sus experimentos mostraron que gracias a variaciones en la fabricación, los microchips, tarjetas Wi-Fi de laptops y otros dispositivos no pueden ayudar sino emitir "huellas digitales"- esencialmente números de serie emitidos por Dios. Más dígitos que irradiamos sin saberlo.

Al final, probablemente no deberemos llevar absolutamente nada para ver nuestras identidades reveladas en los espacios públicos. Ya hay decenas de millones de cámaras de vigilancia en los espacios públicos en los EEUU.

El reconocimiento facial es algo tosco hoy, pero mejorará. Las cámaras eventualmente reconocerán rostros tan bien como lo hace la gente. A diferencia de la gente, sin embargo, tendrán el respaldo de bases de datos que contienen millones de rostros -o de primeros planos que muchos de nosotros ya publicamos en linea-.

Afortunadamente, a pesar de la proliferación de esos 10 dígitos que son fatales para el anonimato en Internet y en la calle, aún podemos impedir el mundo descrito en la película "Minority Report." Hay muchas facetas defendibles para la privacidad tras la identidad. Incluso si nuestro nombres fueran ostentados ante todo el mundo, igual tendríamos la oportunidad de de resguardar nuestra información de seguro social y financiera, las preferencias de entretenimiento, historial de compras, e interacciones sociales.

En esta batalla el robo de identidad es un desafío clave para los tecnólogos y los que hacen políticas. La única forma de impedir el acceso no autorizado a la información personal es asegurarse que aun cuando los criminales descubran los dígitos que constituyen nuestra identidad, no la puedan robar. La autenticación fuerte necesitará cubrir la brecha a medida que la privacidad de las identidades se derrumba.

Quizás el mundo será más amistoso cuando las publicidades en las tiendas nos saluden personalizadamente, los criminales usen placas con "Hola mi nombre es..", y la gente que conozca en reuniones ya tengan su informacion biografica a mano. Facebook, Twitter y el blogging generalizado ya auguran una sociedad de exhibicionismo reflexivo y voyeurismo. Pero las tecnologías que nos anticipan un mundo de omnisciencia también nos traerán un paso hacia atrás.

Por años, las personas aspiraron a escapar de los pueblos pequeños a la gran ciudad, para un fresco comienzo de una identidad sin historia. La Internet ofreció horizontes similares de libertad. Pero la sociedad del pueblo pequeño pronto nos tendrá de nuevo en sus garras, para bien y para mal. Y en Internet, todos sabrán si uno es un bribón.

Traducción: Raúl Batista - Segu-Info

14.12.09

Piñera gana por nariz, pero de mentiroso

14-12-2009


Caso acciones de Lan Chile
Piñera gana por nariz, pero de mentiroso


Francisco Herreros
El Siglo
Mediante uno de esos montajes comunicacionales de su especialidad, el diario El Mercurio ha pretendido incansablemente la absolución pública de Sebastián Piñera, en el caso de la millonaria multa impuesta por la Superintendencia de Valores y Seguros, por haber utilizado información privilegiada en la compra de un paquete accionario de Lan Chile, mediante el oblicuo expediente de victimizar al candidato de la derecha y hacerlo objeto punto menos que de una aviesa campaña de Transparencia Internacional.

Para entender el problema, no debe perderse de vista que el 24 de julio de 2006, siendo simultáneamente director de Lan Chile y accionista mayoritario de Inversiones Santa Cecilia, Sebastián Piñera compró a través de esa sociedad de inversión, y de otra denominada Minera Mar Cantábrico, un paquete de 3.250.000 acciones de la línea aérea, minutos después de haber participado en la sesión de directorio que conoció el Estado de Resultados del primer semestre de 2006.

Según la resolución de la SVS, Piñera pagó 9.840 millones de pesos, equivalentes a unos 18 millones de dólares de la época, lo que significa que canceló 3.280 pesos por acción. El 26 de julio, cuando se transó en el mercado el título accionario de Lan en conocimiento de sus estados de resultados, el precio alcanzó a 3.520 por acción, lo que significa que Piñera se quedó con una diferencia que osciló entre el 3 y el 4,88% por acción. La resolución del Superintendente de Valores y Seguros, agrega: “considerando el diferencial de precio entre la apertura del mercado una vez conocidos los estados financieros de Lan, esto es, 3.390 pesos por acción, y el precio de adquisición efectivo de 3.280 pesos, puede estimarse razonablemente un menor costo asociable a la falta, de aproximadamente 330 millones de pesos”.

Ése y no otro es el meollo del problema.

Pero sucedió que el 21 de septiembre pasado, Transparencia Internacional dio a conocer el Informe Global de la Corrupción 2009, que incluía una breve mención al caso de Piñera. “El valor de las acciones se disparó cuando los estados financieros se hicieron públicos el día siguiente, lo que reportó a Piñera un beneficio extraordinario de 700.000 dólares”, consigna el informe, que entre sus conclusiones, apuntó que el abuso de información privilegiada “permite que los accionistas mayoritarios se enriquezcan a costa de los inversionistas minoritarios", lo cual, "a largo plazo, incrementa el costo de capital, desalienta a los inversionistas, propicia la especulación e incrementa la volatilidad de la bolsa".

Y como el informe tomó estado público pues Eduardo Frei lo dio a conocer el día del debate presidencial de TVN, ardió Troya, en el sentido mediático. Desde entonces, no ha pasado casi literalmente un día en que El Mercurio haya dejado de impugnar el informe de Transparencia Internacional, y por su intermedio al capítulo chileno de Chile Transparente, maniobra que concluyó hace algunos días con la publicación de las conclusiones de una comisión de “hombres buenos”, en el lenguaje mercurial, que se abocó a la tarea de analizar el informe de Transparencia Internacional.

Resulta que al tenor de esta maniobra, el centro de gravedad del asunto no es que Sebastián Piñera haya obtenido de una pasada casi 700 mil dólares por haber utilizado información privilegiada, sino que el informe “contiene imprecisiones de hecho en aspectos sensibles, que podrían haberse evitado si los redactores hubiesen actuado con mayor prolijidad en la selección de fuentes “; sin perjuicio de hacer caudal de “la falta de diligencia del directorio de Chile Transparente en la supervisión de la designación de los responsables y en la elaboración y divulgación del Informe”, “la falta de imparcialidad y abierta intencionalidad de los redactores del informe”, o los ”conflictos de intereses” de los mismos.

La operación remata con una típica admonición de cuño mercurial: “los errores cometidos en una materia de tanta relevancia, y en tantos aspectos distintos, hacen pensar que la única manera de que esta institución recupere su credibilidad es renovando completamente a su directorio”, no sin antes deslizar que el “i nforme reprocha que un tercio de los ingresos de Chile Transparente provenga de la Presidencia” . (El Mercurio, 02/12/2009, pág. 3).

Tal parece que el editorialista no leyó, o no entendió, el considerando Nº 3 de la resolución de la Superintendencia de Valores y Seguros del 6 de julio de 2007, que le aplicó a Piñera una multa de 19.470 Unidades de Fomento, poco menos de 400 millones de pesos al día de hoy, por infracción al deber de abstención descrito en el artículo 165 de la ley 18.045, y que señala de modo textual:

“Que con ocasión de los antecedentes precedentemente, esta Superintendencia de Valores y Seguros le formuló cargos al Sr. Sebastián Piñera Echenique, mediante oficio reservado Nº 003 de fecha 10 de febrero de 2007, por no observar el deber de abstención que pesa sobre quien tiene acceso a información privilegiada, transgrediendo lo dispuesto en la parte final del inciso 1º del artículo 165 de la Ley Nº 18.045, que dispone que cualquier persona que en razón de su cargo, posición, actividad o relación tenga acceso a información privilegiada, beberá guardar estricta reserva y no podrá utilizarla en beneficio propio o ajeno, ni adquirir para sí o para terceros, directa o indirectamente, los valores sobre los cuales tenga información privilegiada”.

Asimismo, cabe deducir que el editorialista no supo, u omitió, que el 9 de enero pasado, el juez del 27º Juzgado Civil, Javier Torres, confirmó lo obrado por el Superintendente Guillermo Larraín, en el caso de Juan Cueto Sierra, multado por la misma infracción, perpetrada el mismo día, que Piñera.

Sucede que Cueto, a diferencia de Piñera, impugnó en tribunales la resolución del Superintendente. Pero, además de desechar sus argumentos, y de confirmar la resolución de Larraín, el juez Torres lo condenó a pagar las costas del juicio. Evidentemente, Piñera pagó discretamente la multa de 360 millones de pesos con la intención de evitar las salpicaduras del caso en plena campaña, lo cual impidió el informe de Transparencia Internacional.

De ahí la virulencia y contumacia de la maniobra mercurial.

9.12.09

Comunismo ideal o comunismo material

perdonen el atraso en publicar tarde, es que ayer no pude hacerlo.
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Comunismo ideal o comunismo material

Malime
Kaos en la Red

Anarquía político-productiva o centralismo democrático. Los movimientos de base, desde su complejidad, son formas incipientes de poder alternativo al del estado burgués.


El diario Publico el pasado 10 de octubre de 2009 publicó una interesante entrevista realizada a Roland Denis escritor y militante político venezolano, que fue entre 2002 y 2003 viceministro de Planificación y Desarrollo del gobierno Chávez. Reproducido también en la página Sin Permiso y Rebelión.

En ella se hace un análisis de la compleja situación que tiene lugar en Venezuela, con un líder como Hugo Chávez hasta ahora indiscutible entre la mayoría del pueblo venezolano, pero que a pesar del surgimiento de los consejos comunales, las parroquias, los consejos obreros, no se termina de comprender la naturaleza clasista del Estado proletario, de cómo la burguesía está organiza como clase dominante, y como lo hacen los trabajadores, cómo desde esa realidad popular surgida por abajo en actual Estado burgués venezolano se debe organizar una estructura de poder hacia arriba, que en su desarrollo mande al basurero de la historia a la caduca maquinaria estatal burguesa capitalista.

Denis como otros revolucionarios críticos con el proceso venezolano, destaca cómo debido a la existencia de la actual maquinaria estatal burguesa es posible que gentes (una derecha endógena dentro del gobierno) que se autotitulan chavistas, que se ponen la gorra chavista en aras de conseguir sus prebendas personales, poniendo pegas y dificultando el movimiento popular surgido desde abajo, lo que se traduce en que muchos revolucionarios terminen abandonando los movimientos de base o cayendo en un izquierdismo antichavista.

Estas frases que se reproducen en negrita a continuación sintetizan el problema de fondo que hay en el chavismo y en la izquierda al no comprender la función histórica del Estado y la Democracia. Cómo la clase social minoritaria que es la burguesía necesita de delegados políticos organizados a través de los partidos políticos para que administren sus intereses, y como deben organizarse los trabajadores con una democracia directa y permanente de abajo arriba, liberándose del trabajo enajenado capitalista y ejerciendo el poder de forma permanente como nos destacan Marx y Lenin con la experiencia de la Comuna de París, controlando y revocando en todo momento a los mandatarios.

“Lo que ocurre en Venezuela no se puede entender si, más allá de la figura de Hugo Chávez, no se ve ni se valora el papel jugado por un movimiento de base sumamente rico y complejo, siempre en una relación problemática con el Estado.

"…la revolución bolivariana es una programática profundamente libertaria, de ahí que aquí se hable abiertamente de la necesidad del desarrollo de otro poder completamente distinto, que tenga como base la capacidad de autogestión y autogobierno del pueblo como tal.”

Los movimientos de base, desde su complejidad, son formas incipientes de poder alternativo al del estado burgués. No es que tengan una relación problemática con el Estado, sino que se oponen a esa forma de Estado que les explota y que les impide la verdadera democracia participativa de forma directa y permanente con la que poder resolver los múltiples problemas a los que el pueblo diariamente se enfrenta.

El fallo de la revolución “soviética” y los fallos existentes que el propio Fidel denuncia sobre el peligro interior de la revolución en Cuba, siguen sin comprenderse. Aunque en la letra de la Internacional Comunista se diga que “ni en dioses ni tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor” de alguna forma se induce a la esperanza del dios salvador en vez del pueblo como protagonista organizado de su propia liberación, y como los grandes autores, sobre todo Lenin en su obra “El Estado y la Revolución y La Revolución proletaria y el renegado Kautsky” destacan de que no es cuestión de intentar perfeccionar la maquinaria estatal burguesa, pretender hacerla “más democrática”, sino destruirla y sustituirla por la de los trabajadores organizados como clase dominante.

No se trata de perfeccionar una maquinaria clasista y obsoleta con líderes salvadores que pretendan hacer convivir el capitalismo y el socialismo, pretendiendo que el socialismo “democráticamente triunfe”.

Desde una maquinaría, que sigue dividiendo al pueblo mediante el trabajo enajenado en sociedad civil-productiva y en clase política, por muchos intentos de perfeccionarla nunca logrará liberarse, lo único que se conseguirá es retornar al capitalismo duro y puro como sucedió con el llamado “Socialismo Real”, donde nunca se destruyó la estructura de poder burguesa con su falsa división de poderes: parlamentario, administrativo y judicial.

Lo único que se sustituyó fue a los partidos burgueses, administradores del orden capitalista por los aparatichis de los partidos comunistas, generando entre los propios aparatichis la nueva burguesía para que, como dijo Lenin sobre el carácter burocrático del aparato burgués capitalista aquel socialismo burocrático retornara a la esencia del burocratismo que es el capitalismo, ya sin pegas burocráticas socialistas para conseguir el pleno desarrollo capitalista.
En el socialismo el nuevo ser liberado del trabajo enajenado puede y debe realizarse en toda su plenitud y dimensión creativa político-productiva, administrando los centros producción y ejerciendo todo el poder político en cada nivel de organización, empresarial, local, regional, nacional e incluso internacional cuando la revolución mundial triunfe.

La Comuna de París fue el intento de la forma espontanea del pueblo organizado como clase dominante. Marx, en La Guerra Civil en Francia lo explica: "La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera..."

"La comuna no había de ser una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo... En vez de decidir una vez cada tres o seis años que miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo en el parlamento, el sufragio universal había de servir al pueblo, organizado en comunas, para encontrar obreros, inspectores y contables con destino a su empresa, de igual modo que el sufragio individual sirve a cualquier patrono para el mismo fin."

Aquel sufragio universal, no era el sufragio burgués, pero si al no existir la asamblea permanente, de alguna forma tenía una semejanza al no unirse el poder político-productivo (desde los lugares naturales donde los trabajadores siempre están presentes), como se planteó treintaicuatro años después en la Rusia de 1905 a través de los soviets obreros surgidos desde las fábricas. Aunque tampoco aquel soviet llegó a desarrollarse tras la revolución de 1917 dados los condicionantes materiales, técnico-culturales que permitieran a los trabajadores dirigir directamente el proceso productivo y político. A lo sumo se consiguió, cada equis años, elegir los diputados obreros a un parlamento ajeno al control obrero desde el soviet de fábrica.

Pero como destaca Marx, desde aquellas limitaciones, se pretendía que en la Comuna se legislase y se ejecutase sin recurrir a la falsa división de poderes del Estado capitalista, donde el poder judicial puede condenar y el gobierno condonar según la condición social del condenado. Los consejeros municipales eran elegidos con un mandato al que tenían que rendir cuentas en todo momento. No como sucede en las elecciones parlamentarias, regionales o de los ayuntamientos capitalistas, donde son elegidos, no por un mandato sino por equis años para que hagan lo que les de la gana, y que como podemos comprobar, a pesar de sus implicaciones en el caso Gurtel, los peperos abandonan el grupo popular pero no renuncian al escaño y el pueblo que les eligió nada puede hacer para revocarlos.

Lenin en su obra “El Estado y la Revolución decía: "La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo." Citando a Engels, "llama al sufragio instrumento de dominación de la burguesía."

"Los demócratas pequeñoburgueses... todos los socialchovistas y oportunistas de Europa Occidental, esperan en efecto, más del sufragio universal... inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal es, en el Estado actual, un medio capaz de revelar realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores."(...)"estos seudosocialistas que han sustituido la lucha de clases por sueños sobre la conciliación de clases, también se han imaginado la transformación socialista... no como el derrocamiento de la dominación de la clase explotadora, sino como la sumisión pacífica de la minoría a la mayoría."

Hoy son muy diferentes a las condiciones que había en 1871 y 1917, los trabajadores no necesitan de empresarios para ejercer el poder productivo y político. Además hoy, dada la crisis sistémica del capitalismo ni se salvan los trabajadores del llamado “cuello blanco”, los ingenieros y demás técnicos cualificados no se libran de ir a la puta calle. Los trabajadores de cada centro de producción o actividad social, si disponen de cierta formación y capacidad de organización, pueden elegir a los compañeros de mayor confianza encargados de la dirección empresarial y a los delegados políticos a los niveles superiores de gestión político-administrativa, en cada escalón de la compleja escalera gubernativa, local, regional o nacional, de forma que se resuelvan los problemas locales y los que son generales asciendan a la cúspide gubernativa y desde allí poder planificar las necesidades generales reales que previamente han sido subidos desde la base.

Es cierto que falta comprender cómo desde cada lugar, desde las condiciones de cada país, se pueden establecer esas formas de democracia directa, cómo estructurar la lucha por el poder desde los diversos centros de producción, desde ramas de producción o actividad social, cultural, educativa, etc., para que finalmente en su desarrollo se conviertan en formas de poder. Pero si tenemos en cuenta la experiencia del movimiento reivindicativo obrero, vecinal, estudiantil e intelectual durante la época franquista, si aquel movimiento espontáneo de los sectores populares le dotamos de contenido político estatal, llegaremos a la comprensión de cómo debe ser nuestra Comuna o Soviet del siglo XXI.

Tampoco es cuestión, como el izquierdismo pretende, tomando las calles por las vanguardias revolucionarias, lo que tenemos que hacer es prepararnos para educarnos cómo tomar los centros de producción y de actividad social, cultural, educativa, etc. La burguesía no podrá contar con tantos elementos represivos como hace contra las manifestaciones de calle con sus cuerpos especiales de represión. No dispondrán de suficientes elementos para reprimir a los trabajadores que toman esos bienes sociales existentes a lo largo y ancho del país, generados históricamente por los llamados a ser los verdaderos dueños, los hoy explotados trabajadores.

Estas palabras de Lenin, dirigidas a los revolucionarios de entonces, siguen siendo de máxima actualidad: ”La fuerza de la clase obrera reside en la organización. Sin organización de las masas, el proletariado no es nada. Organizado, lo es todo”.

“Vosotros debéis leer más, tenéis que formaros y formar a los otros... es necesario trabajar con todas las fuerzas. Tenéis que desarrollaros políticamente, y entonces el trabajo en los círculos será para vosotros un placer.”


“Un revolucionario blandengue, vacilante en las cuestiones teóricas, limitado en su horizonte, que justifica su inercia con la espontaneidad del movimiento de masas, más semejante a un secretario de tradeunión que a un tribuno popular, incapaz de presentar un plan audaz y de gran alcance que imponga respeto incluso a sus adversarios, inexperto e inhábil en su arte profesional no es, con perdón sea dicho, un revolucionario, sino un mísero artesano”.

“Hay que ir a los obreros, para aportar a los obreros conocimientos políticos... Debemos ir a todas las clases de la población como teóricos, como propagandistas, como agitadores y como organizadores”.


Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=93757

1.12.09

Para una ética política de las disidencias sexuales: reflexiones ex-céntricas

11 de septiembre de 2009
Para una ética política de las disidencias sexuales: reflexiones ex-céntricas*
por Eduardo Durán**
Este texto fue presentado como ponencia en el X Simposio de la Asociación Iberoamericana de Filosofía Política “La Igualdad, antiguos y nuevos desafíos”. Sección 6 “Género e igualdad”. Universidad Autónoma Metropolitana. Octubre, 2007.
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“Olvidamos fácilmente que la libertad no es jamás garantía para siempre, que ella exige una incesante vigilancia y el valor para defenderla. Hay siempre en nuestras sociedades las fuerzas que están listas a destruir la libertad […] Nuestro cielo no está nunca sin nubes, y siempre esto es así”. Leszek. Kolakowski. “La détresse de notre Bella époque” (inédito). (1)
Introducción
Me interesa plantear aquí un esbozo sobre las posibilidades y rumbos a seguir de una ética política desde la disidencia sexual. Mi interés se centra en buscar los presupuestos teóricos de una práctica política que pueda guiar el activismo para la emancipación y la vindicación de las disidencias sexuales.
He optado por el concepto de disidencia sexual y no el de diversidad sexual por las siguientes razones:
1. Entiendo que diversidad sexual es una noción omniabarcante, es decir, comprende tanto las prácticas e identidades heterosexuales como las homosexuales (femeninas y masculinos), bisexuales, transexuales, transgénero (2) y el travestismo, asimismo, el sadomasoquismo y otros deseos transgresores.
2. Disidencia sexual refiere a las prácticas e identidades sexuales que se hallan en una posición crítica ante la heteronormatividad y propugnan el reconocimiento de las múltiples maneras de entender y vivir la sexualidad humana. Disidencia sexual es un concepto combativo ante las estructuras de poder dominante, hetrocentrista y androcéntrico y, a su vez, propone la legitimidad de una sexualidad perversa en el sentido que le da Sigmund Freud, es decir, como la reivindicación de las múltiples versiones de la sexualidad.
3. Disidencia sexual es un concepto que incluye una postura de ruptura, alejamiento y crítica de la moral dominante sobre la sexualidad humana y, además, posibilita la articulación de un discurso disruptivo, de otro modo que el dominante para inspirar una práctica política, –siempre en estado combativo–, que ponga el acento en la dignidad del ser humano, su protección y promoción a través de hacer válidos, aquí y ahora, los derechos humanos condensados en los diferentes instrumentos sobre la materia tanto en el nivel nacional como internacional.(3)
En este trabajo primero haré una presentación acerca del concepto de ética política como yo lo entiendo, se trata de la relación entre el poder y los valores morales tal como puede estructurarse dentro de las disidencias sexuales.
En un segundo apartado examinaré el tema de las disidencias sexuales desde una crítica que establezco como propuesta de ética política fundamentada en el pensamiento de Michel Foucault.
Finalmente, haré una revisión crítica de la relación entre las sexualidades disidentes y los derechos humanos considerando la igualdad como principio rector para la reivindicación de derechos humanos y sexuales.
Acerca del concepto de ética política
Será necesario precisar aquí la noción de ética política que guiará las siguientes reflexiones en torno de las sexualidades disidentes.
La ética, como yo la entiendo, es una reflexión filosófica sobre la moral vivida. Como reflexión crítica, la ética no pretende imponer ningún tipo de comportamiento moral, en este sentido es que sostengo que la ética no es prescriptiva. El cometido de la ética filosófica es cuestionar los principios y valores de la moral vigente, con el fin ulterior de descubrir cuáles de esos mandatos están racionalmente justificados y cuáles no, pues de ello dependerá la práctica de la moralidad.
Por otra parte, la moral es un código de conducta que, como tal, establece mandatos o imperativos que obligan a la comunidad humana dentro de la cual se configuró dicho código. La moral se construye histórica y socialmente y sólo es válida dentro de la comunidad humana que la creó en el lugar y en tiempo determinado de su creación. A diferencia de la ética, la moral –tal como se ha desarrollado en la historia de Occidente– sí es prescriptiva, responde a problemas que se refieren a situaciones muy concretas, no es necesariamente crítica y, lo más importante, la moral hegemónica establece las normas y valores para juzgar qué comportamiento es bueno o malo, justo o injusto, lícito o ilícito, normal o anormal, natural o antinatural, etcétera.
El concepto de ética política surge en nuestro tiempo como una necesidad por hacer de la ética una reflexión que se ocupe de la vida social de los seres humanos. Este concepto, así articulado, quiere proponer la posibilidad de una ética elaborada a partir de los procesos de vida política de las personas y no ajena a los intereses, deseos e ideales de éstas. Es por ello que me ha parecido imperante tratar aquí este concepto ya que mi pretensión es que no se tenga la impresión de que parto de análisis academicistas, teóricos o abstractos que nada dicen sobre la situación real, concreta y desafiante de lo que se ha llamado las disidencias sexuales.
La ética política es un planteamiento sobre las relaciones entre el poder y los valores morales. Se trata de dos formas de percibir, entender, construir e interpretar la organización de las sociedades humanas y su relación con los mecanismos, instrumentos e instituciones de control político.
Desde ahora quiero señalar que mi pensamiento se inscribe dentro de la vertiente que considera la política como el ejercicio del poder público no para ejercer el poder por el poder mismo, sino como un medio que estaría destinado a establecer el bienestar de la comunidad humana tomando como criterio último de acción el reconocimiento de los derechos ciudadanos de los individuos. Desde esta perspectiva, el poder político y todos los subsistemas que de él se despliegan, tienen como finalidad última procurar el estado de cosas donde los individuos podamos gozar de las prerrogativas de los derechos inherentes (4) a nuestra igual dignidad humana, (5) así como disfrutar de las libertades públicas más amplias tal como lo deseamos apelando a los valores que inspiran el espíritu de la democracia occidental contemporánea.
I. Ética política y las sexualidades disidentes
La antropóloga Gayle Rubin afirma lo siguiente en un conocido texto:
“El reino de la sexualidad posee también su propia política interna, sus propias desigualdades y sus formas de opresión específica. Al igual que ocurre con otros aspectos de la conducta humana, las formas institucionales concretas de la sexualidad en cualquier momento y lugar dados son productos de la actividad humana. Están, por tanto, imbuidas de los conflictos de interés y la maniobra política, tanto los deliberados como los inconscientes. En este sentido, el sexo es siempre político, pero hay periodos históricos en los que la sexualidad es más intensamente contestada y más abiertamente politizada. En tales periodos, el dominio de la vida erótica es, de hecho, renegociado”. (6)
Las sexualidades disidentes lo son en relación con un sistema de poder que tiende a legitimar las expresiones eróticas que se adecuan al esquema heteronormativo. Las llamamos disidentes porque se trata de marcar la diferencia crítica respecto de ese sistema de poder y, además, abrir las posibilidades de pensar la sexualidad de otra manera que la heteronormativa (7).
Frente a lo heteronormativo se sugiere lo diverso, pero no como norma, sino como las posibilidades múltiples de ser del ser humano. Frente al poder, se proponen las posibilidades multidiversas de lo valorativo respecto de las expresiones sexuales. En este sentido, pienso que una ética política de las disidencias sexuales debe ser una crítica disruptiva del orden social hegemónico y, al mismo tiempo, la propuesta de una dinámica social distinta donde queden diluidas las categorías fuertes como lo “normal”, lo “natural”, lo “sano”, lo “debido”, lo “bueno” y sus contrarias lingüísticas.
La categorización de las disidencias sexuales con referencia a las estructuras de poder y de pensamiento dominantes suelen ser ubicadas por aquellas como lo que habría de ser evitado y hasta exterminado con el fino propósito de mejorar las costumbres sociales erradicando los focos de infección que, eventualmente, pudieran contaminar a otros seres humanos principalmente, niños o adolescentes. Este tipo de pensamiento criminaliza en el imaginario colectivo las prácticas sexuales disidentes y pone los cimientos de una política nítidamente discriminatoria y, por tanto, antidemocrática en un país que, en otros rubros, podría ser considerado por sus artífices como democrático.
Una primera dimensión de la ética política de las disidencias sexuales es el reconocimiento de éstas como parte integrante del entramado social multifacético. Ser visto es el primer paso para ser reconocido. Los disidentes sexuales hemos de aparecer y reaparecer cada vez y donde se requiera la visibilidad que otrora el sistema de dominio quería mantener en lo oculto del psiquiátrico, la cárcel, el tabú y el pecado.
La ética política enarbola como uno de sus valores más importantes la consecución del bienestar de todos los ciudadanos sometidos al dominio del Estado. Creo que la inclusión no necesariamente garantiza ese bien común. Existen procesos de inclusión que implican la desaparición de las características propias de una identidad concreta de seres humanos. En este caso, la inclusión es, necesariamente, erradicación de la diferencia y no su afirmación. No se busca la igualdad, sino la homogenización. Pienso que ser diferente no sólo es un derecho de los seres humanos, sino la condición misma de nuestro ser. En este sentido, el bienestar común debe procurar el respeto y la promoción de las diferencias culturales, sociales y sexuales.
Existe una creencia arraigada que sostiene que los disidentes sexuales podríamos ser aceptados sin problema en una sociedad, si nos apegamos a los cánones morales vigentes de dicha sociedad, es decir, a condición de ser o parecer ser como los “heterosexuales”. De lo contrario, quedarían justificadas todas las acciones que impiden el acceso a los bienes y servicios públicos por quienes optamos racionalmente por mantener una postura de disidencia sexual. Los disidentes sexuales no queremos ser incluidos dentro de la norma, queremos seguir siendo diferentes, queremos seguir disintiendo de la estructura de dominio que tiende a controlar nuestros deseos y nuestros cuerpos. Los disidentes sexuales queremos ser parte beneficiada de las políticas del bienestar común. No queremos ser “normales” queremos ser nosotros mismos en nuestra identidad y en nuestra diferencia.
La ética política que nace de la disidencia sexual pone su centro de gravedad en el reconocimiento de las diferencias; la no inclusión en el sistema patriarcal de dominio que, paradójicamente termina por seguir siendo excluyente; la tolerancia hacia los diversos modos de ser como persona; la responsabilidad, de cara a la historia del presente y frente a la conciencia moral crítica, para asumir la responsabilidad ética de la confección de una sociedad, estructurada desde su raíz, como un espacio público de aparición donde ser diferente no signifique constituir una identidad deteriorada, sino revalorada, aceptada y promovida.
Además, la ética política de las disidencias sexuales busca nutrirse de los valores morales y políticos de la solidaridad, la justicia, la libertad y la igualdad, pues, pienso que sin ellos no es posible ninguna asociación política que pueda garantizar el goce de los derechos individuales y colectivos de ningún ser humano.
En efecto, el sexo es político, y las demandas de quienes estamos en alguna trinchera de las disidencias sexuales tienen que ser renegociadas pues ya no es posible detener los hallazgos de la conciencia moral histórica, ya no podemos ni debemos permitir que los prejuicios del pensamiento conservador pretenda delinear la conducta sexual de todos los seres humanos.
Hoy hay disidentes sexuales y mientras haya poder de dominio totalitario habrá resistencia, mientras persista el discurso normalizador moralizante, habremos de disentir para inventar otro modo de ser más allá de la esencia, como afirmó el filósofo Emmanuel Levinás o como pensó nuestra Rosario Castellanos:
“Debe haber otro modo…Otro modo de ser humano y libre.Otro modo de ser”. (8)
II. Sexualidades disidentes y derechos ciudadanos
Las democracias contemporáneas tienden a estar fundamentadas en una teoría política que privilegia los derechos humanos de los ciudadanos respecto del ejercicio del poder del Estado. Pero, por mucho que esa sea su fundamentación teórica, su práctica aún está lejos de ser una práctica democrática ya que encontramos muchos casos en que los derechos humanos fundamentales son sistemáticamente conculcados por el poder del Estado. Sin embargo, al estar éstos originados en una razón de estado de derecho ello constituye la piedra de toque para reclamar el justo y debido respeto por los derechos ciudadanos, sobre todo de quienes pertenecemos a algún tipo de disidencia sexual o marginalidad.
Pienso que es equivocado hablar de los derechos de las “minorías sexuales”, pues este concepto conduce a considerar las diferentes expresiones disidentes de la heteronormatividad sexual como si fuesen casos aislados del comportamiento sexual que se da entre algunos pocos desviados a los que no habría que hacer mucho caso a la hora de que reclamen derechos sexuales. Pero, además, ¿existe una contabilidad exhaustiva y exacta sobre el número de personas que se saben y se aceptan como disidentes sexuales para compararlos con los heterosexuales a fin de establecer cuál es el grupo verdaderamente mayoritario? ¿Ese tipo de comparaciones no estará funcionando como un refuerzo de los binarismos sexuales inconcluyentes pero opresores?
Por eso, creo que el concepto “minorías sexuales” es inútil y discriminatorio toda vez que deslegitima y desprecia a priori a quienes pertenecemos al grupo de sexualidades disidentes so pretexto de demostrar la “naturalidad” y “normalidad” de la heterosexualidad.
El respeto y la promoción de las diferencias en las sexualidades disidentes necesariamente pasa por la disolución del estigma adjudicado a estas sexualidades. Por estigma entiendo el atributo de una persona, por sus cualidades físicas o por su comportamiento, que la construye como sujeto desacreditado al no apegarse a la identidad estereotipada por quienes han establecido el sistema de poder dominante en la sociedad.
La estigmatización de los disidentes sexuales representa un contrapeso a la voluntad de hacer visibles las versiones de la sexualidad humana; representa, también, un retroceso o un estancamiento en el proceso democratizador de las sociedades que, hoy por hoy, tiende a ser más concientes de la multiplicidad de comportamientos morales legítimos y de la pluralidad de formas de pensamiento que motiva esos comportamientos.
Ante las diversas formas de discriminación y de estigmatización, sociales y políticas, abiertas o veladas, propongo la organización social y política alrededor de la vindicación de los derechos humanos, ciudadanos y sexuales, de quienes disentimos de la heteronormatividad. No se trata de reinventar los valores de la democracia, sino de reorientar su espíritu pluralista hacia la legitimación de las prácticas sexuales diversas. Se trata de organizarse y comprometerse alrededor de una política sexual de resistencia a las representaciones heteronormativas que esté constituida por las siguientes cualidades: no asimilacionista, hedonista, ex-céntrica, disruptiva, anti-hegemónica y abiertamente transgresora.
Por otro lado, las sexualidades disidentes reclamamos el derecho a poseer una comprensión diferente de la identidad y del poder, esto es, de una identidad alternativa, con prácticas alternativas. En definitiva, se trata de reivindicar otra subjetividad esta vez construida a partir de las prácticas sexuales disidentes no controladas o no producidas por los discursos y saberes del status quo.

Deconstruir culturalmente el género se torna imprescindible para realizar una lectura e interpretación de los derechos humanos que pueda decir algo y hacer algo para los disidentes sexuales. La materia central de los derechos sexuales es el cuerpo, de modo que, al buscar el respeto y promoción de los derechos sexuales, se está buscando el respeto y promoción de los derechos del cuerpo: el cuerpo es la superficie donde la historia escribe o imprime los valores culturales. Para Judith Butler, es mediante la repetición estilizada de actos, gestos y movimientos corporales específicos como se crea el efecto de género, entendido como temporalidad social. No nos comportamos de cierta manera debido a nuestra identidad de género, sino que obtenemos dicha identidad mediante esas pautas culturales, que sustentan las normas del género.
La ética política que propongo, en definitiva, está orientada por la teoría postestructuralista de Foucault de la destrucción del “sexo rey”, del “sexo verdadero”, de la “ciencia del sexo”. La nueva subjetividad, manifiesta en las disidencias sexuales, reclama para sí el reconocimiento democrático de los derechos de igualdad inherentes a la condición de la diversidad. El sexo es político, en efecto, y su normatividad no puede ocultar su perversidad, mejor aún, es su perversidad lo que debería instituir una normatividad para el bienestar, el placer y la felicidad comunes, pero nunca establecer una nueva normalización o naturalización que nos conducirán sin duda a nuevas formas de discriminación.
La antropóloga mexicana Marta Lamas afirma: “Hoy, el desafío democrático de alcanzar la igualdad requiere reconocer y superar la lógica del género. Este dilema resume la contradicción entre los valores que sostenemos y la visión de la sociedad justa, o al menos democrática, que queremos construir. La lógica del género funciona tanto como una especie de “filtro” cultural con que interpretamos el mundo, y también como una especie de armadura con la que constreñimos la vida. Sólo mediante la crítica y la deconstrucción de ciertas prácticas, discursos y representaciones sociales que discriminan, oprimen o vulneran a las personas en función de la lógica del género nos acercaremos a un objetivo ético-político primordial: reformular, simbólica y políticamente, una nueva definición de qué es ser un sujeto. Reconocer que, a pesar de las diferencias evidentes, no hay una diferencia “esencial” entre la sexualidad, entre cuerpos iguales o cuerpos diferentes es un gran paso de gran trascendencia política para establecer nuevas relaciones sociales menos opresivas y discriminatorias”. (9)
Conclusión“El viejo puritano reprimía el sexo y era apasionado, nosotros, los nuevos puritanos, liberamos el sexo y reprimimos el amor”. Michel Foucault.
Lo Michel Foucault dice sobre su concepto de ética puede ser resumido en las siguientes proposiciones:
1. La filosofía tiene como núcleo central la ética. 2. La libertad es el fundamento de la ética. 3. La ética gira en torno a las técnicas de subjetivación, es decir, al cuidado de sí mismo. 4. La ética como cuidado de sí se constituye como una estética de la existencia, como una obra de arte, justo la obra de arte que yo mismo puedo crear con respecto a mi propia existencia. 5. El cuidado de sí me hace fuerte para la resistencia política. 6. El cuidado de sí implica también una disposición al cuidado por el otro ser humano. 7. Las técnicas de subjetivación se da en cada cultura y no están separadas de los juegos de verdad y de los juegos de poder. 8. Se puede constituir una técnica de sí, un cuidado de uno, en un ámbito de libertad.
Su propuesta final está inspirada en la moral griega. Para los griegos, la ética era una propuesta de renovación e invención permanentes no supeditada a una ley universal. Hubo un rechazo del postulado universal de individualidad y una afirmación de singularidades irreductibles a la ley de comportamiento alguna. La moral griega está centrada en la ética y no en el código. La ética es para Foucault, “estética de la existencia”. La construcción del sujeto la entiende como trabajo de renovación infinita donde la estilización de la conducta es literal recreación estética. En esta inventiva y constante elección no cabe concebir la acción como satisfacción de una deuda o la enmienda de un pecado, ya que la acción se encamina a la consecución de la felicidad en este mundo.
El esfuerzo por encarnar una “estética de la existencia” se sobrepone a cualquier estructuración legal de los comportamientos. Foucault piensa que otros mundos son posibles cuya materialización requiere de nosotros, ya que no acaecerán de forma necesaria. De ahí que la ética deba desembocar en una política como praxis revolucionaria que dé lugar a nuevas formas de subjetividades –singulares y diferentes– que proliferen más allá de los efectos del poder y del saber.
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Notas
* Una versión más corta de este trabajo se presentó en el I Coloquio sobre Diversidad Sexual organizado por el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México el 11 de junio de 2007.
** Maestro en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.
(1) Citado por Juliana González en El poder de Eros. Fundamentos y valores de ética y bioética. Paidós / UNAM, México, 2000, p. 178.
(2) Mientras que “transexual” se refiere a los individuos que se han sometido a la terapia médica, incluida la cirugía y los tratamientos hormonales, a fin de que sus cuerpos se correspondan con la percepción identitaria que tienen de sí mismos, sea como varón o mujer, “transgénero” se refiere a quienes rechazan o infringen las normas culturales de la apariencia o el comportamiento masculino o femenino y su supuesta correspondencia con la masculinidad y feminidad biológicamente establecidas e innatas.
(3) Me refiero aquí a la historia de los instrumentos jurídicos sobre los derechos humanos: Bill of Right (Estados Unidos de América, 1776); Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789); Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966); Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966); Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979); Convención sobre los Derechos del Niño (1989); Convención Americana sobre Derechos Humanos. Pacto de San José de Costa Rica (1969); Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos (1917).
(4) Al hablar de “derechos inherentes” no deben entenderse éstos como emanados de una universal naturaleza o esencia humana. Al contrario de una concepción esencialista del ser humano, sostengo la perspectiva constructivista de la condición humana.
(5) La dignidad humana es el valor que los seres humanos poseemos en razón de nuestra condición como ser humanos. Los seres humanos somos valiosos porque somos fines y no medios.
(6) Rubin, Gayle S. “Thinking sex: notes for a radical theory of the politics of sexuality” en Henry Abelove, Michèle Aina Barale y David M. Halperin (Comps.), The Lesbian and Gay Studies Reader. Nueva Cork y Londres, Routledge, 1993, p. 3
(7) Este término especifica la tendencia, en el sistema occidental contemporáneo referente al sexo-género, de considerar las relaciones heterosexuales como la norma, y todas las otras formas de conducta sexual, como desviaciones de esa norma.(8) Castellanos, Rosario. “Meditación en el umbral” en Obras II. Poesía, teatro y ensayo, F.C.E., México, 2004.
(9) Lamas, Marta. “La doble moral y la lógica del género” en Juliana González y José Landa. Los valores humanos en México. Siglo XXI / UNAM, México, 1997, pp. 71-72.


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