16.4.09

Biotecnología y bioseguridad

Biotecnología y bioseguridad

Como aplicación tecnológica de sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos, la biotecnología implica consideraciones variadas. Desde el punto de vista ético, por supuesto, pero sobre todo el desarrollo biotecnológico ha alertado a quienes consideran que constituye una amenaza al mantenimiento de la biodiversidad y los recursos naturales.

Sus defensores, entre quienes se incluyen corporaciones internacionales y varios países desarrollados encabezados por Estados Unidos, sostienen que la aplicación de la biotecnología permite mejorar la oferta de alimentos a nivel mundial y promover la agricultura sustentable en beneficio del medio ambiente.

También argumentan que la biotecnología permite limpiar residuos peligrosos de una manera más eficiente, y prevenir la contaminación mediante el tratamiento de los residuos antes de liberarlos al medio ambiente. La biotecnología, según sus detractores, también es una amenaza a la seguridad mundial porque permite desarrollar armas químicas y biológicas.

Cada vez se liberan con mayor frecuencia organismos genéticamente manipulados (OGM) en países del Sur, muchos de los cuales carecen de legislación que regule el manejo y la utilización de la biotecnología y de la capacidad para controlar efectivamente el cumplimiento de las medidas y normas de seguridad.
En enero de 2000 se adoptó el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología. Se trata del primer tratado internacional que reconoce los organismos modificados genéticamente (OMG) como una categoría separada de organismos que requiere un marco regulador específico. Aparte de establecer las bases de una legislación internacional sobre el movimiento transfronterizo de OMG, el Protocolo es importante por su reafirmación del "Principio de precaución", es decir, ante la ausencia de certidumbre científica, un país podría restringir la importación de OMG en función de sus efectos potenciales adversos.

El 13 de junio de 2003, Palau se convirtió en el país número 50 en ratificar el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, lo que significa que el mismo pudo finalmente entrar en vigor el 11 de setiembre de 2003.

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