12.6.08

ANDRÉS BELLO, MÁS BELLA QUE NUNCA

Intervención CUDS en la toma de la Casa Central de la U. de Chile:

ANDRÉS BELLO, MÁS BELLA QUE NUNCA
En la calle Rosas venden decoraciones hediondas a virginidad: ropa de bautismo y vestidos de novias. Esta calle del centro de Santiago proveyó a la CUDS de las plumas, telas y maquillaje necesarios para travestir la estatua de Andrés Bello ubicada en el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile. Una acción de arte irreverente, que molestó a los representantes de la toma, miembros de una izquierda ortodoxa, conservadora y que estuvo a punto de vetar nuestra intervención pública argumentando que no se quería ofender a la Iglesia Católica.

Por Cristián Cabello y Equipo Disidencia Sexual - 30 de mayo 2008

A las siete de la tarde comenzaron a juntarse los miembros de la Coordinadora Universitaria por la Diversidad Sexual (CUDS), en la Casa Central de la Universidad de Chile. Como se sabe, está “tomada” por estudiantes que quieren acabar con el lucro en la educación y que exigen mayor aporte fiscal directo. Desde una ventana del segundo piso del edificio, unos alumnos de la carrera de Ingeniería Forestal transmitían en vivo la “Radio Pasta”, dedicada a dar latera información sobre el por qué de la toma, poner música y a pedir a la gente “que tire su rollo por cien pesos”. El panorama termina de adornarse con estudiantes pidiendo dinero en tarritos de café y botellas de plástico.

Ese día viernes 30 de mayo, frente a la fachada de la Universidad se encontraba un grupo de estudiantes de Farmacia que juntaba firmas para alegar contra un proyecto de ley que quiere legalizar la venta de fármacos en los supermercados. Al igual que estos estudiantes, la CUDS pretendía visibilizar su propio petitorio, exigir al movimiento estudiantil que se promueva el respeto a la diversidad sexual.

Comencé a dar vueltas en torno al monumento de este fundador de la casa de estudios pública, cuyos alumnos luchan para que sea más pública. Tuve miedo, la estructura es muy alta, como de ocho metros. Hubo que buscar una escalera, así que entramos a la “toma”. Los alumnos -con cara de trasnochados, que parecían tener el quesillo acumulado en entre sus piernas-, nos pidieron identificación, o sea, la TUCH (Tarjeta U de Chile). En el interior de la U. no había muchas personas, con suerte treinta “revolucionarios”. No parecían notar la presencia de locas y tortilleras hasta el momento.

Elo, la presidenta lela, decidió que algunos CUDS fueran a explicar a la radio la intervención kitsch -que Susan Sontag habría denominado camp- en la estatua de Bello. Ivonne, que tiene miedo a las alturas y es mala para las manualidades, se dirigió a contar lo que la CUDS haría en la radio, que se escuchaba en todo el sector de la Alameda con San Diego. Yo, con otros compañeros, sacamos una escalera para encaramarnos al negro mono-estatua que había que dejar “rosa”.

La CUDS no pidió “autorización” para realizar esta actividad, justamente porque pretendía hacer realidad ese concepto tan manoseado de Universidad Pública, de todos y bien dilatada. Mientras se ponía la escalera profesional y se sacaba de una bolsa una peluca que compramos estilo Maria Antonieta, Ivonne se dedicó a leer un texto sobre cómo la heterosexualidad se impone hegemónicamente y obstruye la expresión de los deseos de gays, lesbianas, bisexuales y hasta de los mismos heterosexuales, a quienes no se les educa sobre sexualidad. Justamente, este es uno de los puntos por los que lucha la CUDS: la ausencia de espacios de discusión sobre sexualidad en la educación pública.

Preguntamos quién quería subir y al final yo terminé arriba, agarrado de la bota de Bello y de su cabeza tres veces más grande que la mía. No había mierda de paloma, pero sí mucho polvo y un polerón alrededor de su rostro que asimilaba a una “capucha” de esos que protestan con los rostros cubiertos en la marchas donde se tiran piedras. En seguida comenzó el proceso de travestización: uñas de cartulina fucsia, la peluca crespa, rubia y bien chillona, uñas que no se querían pegar por el polvo. La idea era parodiar este icono, degenerarlo, hacerlo trans y por ende, de todos. Le colocamos una boa de plumas rosadas que me recordó a nuestra mártir farandulera Pamela Jiles. Yo no quería mirar hacia abajo, por miedo a caerme. Sólo después de una hora arriba me fijé en la gente que esperaba el transantiago que no pasaba nunca, mientras miraba a la linda Andrea Bella y sacaba fotos con celulares. Yo ya me imaginaba en el fotolog de algún fanático de la web.

El veneno de Inti

Todo iba bien encaminado hasta que empezó el terremoto simbólico con la voz de la corrosiva Inti. “Consultamos a nuestra güija”—se escuchó por los altoparlantes la voz de la sidosa Inti-“y la Virgen María nos dijo que se arrepentía de no haber abortado al mayor criminal del mundo occidental”, dijo la activista refiriéndose a la opresión de la Iglesia Católica contra los cuerpos que no son funcionales al sistema reproductivo heterosexual, desde la Inquisición hasta nuestros días.

Mientras la intervención del monumento ilustrado continuaba en proceso, el perplejo locutor de “Radio Pasta” no supo cómo enfrentar la subversión de la loca y sólo se dedicó a decir con voz de animador de fiestas “Y Andrés Bello está quedando más bella que nunca, un grupo de homosexuales universitarios está decorando a nuestro Bello. Porque en la Universidad de Chile no discriminamos a nadie… nosotros también pedimos respeto y las palabras son responsabilidad de cada cual”, deshaciendo la supuesta cohesión del movimiento de estudiantes. Esto último lo dijo porque Inti e Ivonne gritaron que eran lesbianas, que la liberación rosa y las pestañas hechas de cinta de regalo quedaron hermosas en los ojos de Bello.

En un momento vi a un chico lindo mirando la intervención, también vi a un señor de la mano de su señora y con su hija. Me hizo un saludo como aprobando el color de la peluca. En ese momento, cuando había que poner las botas con punta a Andrés Bello, un representante de la Asamblea de la toma se acercó a nosotros. Como cual guardia de seguridad, esos morenitos vestidos de azul, preguntó por qué se hacía y por qué no se pidió permiso.

Nosotros alegamos que la Universidad de Chile era pública y que era una forma de apoyo de las camionas y maracos universitarios hacia el movimiento estudiantil, porque hace poco habían despedido a una profesora del colegio por ser lesbiana. Fue una conversación tranquila. Pero nos citó a la asamblea de las 8 de la noche para que diéramos explicaciones por el acto.

Yo supe todo esto después, porque estuve dos horas arriba, incomunicado, sin poder escuchar nada desde ese lugar. Luego me enteré de que les habían dicho que mejor no siguieran realizando la travestización, porque quizás se tendría que deshacer, y me reí cuando supe que un camarada de la CUDS le respondió a un viejo que le preguntó por qué hacíamos la performance: “¡travestimos a Bello porque nos gusta el pico y el semen!”. Lo último que colocamos a la estatua fue un bonito cartel en una de las manos de Bello que decía “Una universidad pública no discrimina”, apelando a los principios pluralistas y laicos de la Universidad de Chile.

La asamblea de la toma heterosexual

Mientras realizábamos la intervención de la estatua de Bello, los dirigentes hetero-estudiantiles de la Toma nos pidieron que diéramos explicaciones sobre nuestra acción, y así lo hicimos, en la Asamblea que se realizó en la noche. Los estudiantes “dueños de la toma” -entre los que se encontraba Juan Pablo Pinto, encargado de Bienestar de la FECH- emitieron argumentos reaccionarios y de burocracia estudiantil para justificar la homofobia, explicando que las acciones debían pasar primero por un cuidadoso examen que tuviera en cuenta el grado de aceptación que esas acciones tendrían en el ciudadano medio que paseaba por el frontis de la Casa Central.

Ese interés de extrema corrección política, como mecanismo para obtener la aprobación de los santiaguinos que esperaban el transantiago o de los juniors que hacen trámites en el centro, hizo que los dirigentes hetero-estudiantiles se ofendieran por la manera en que tomamos los micrófonos de la improvisada radio que emite a la Alameda, y además que hiciéramos nuestras críticas radicales a la Iglesia Católica hegemónica y fascista.

"Es que la mayoría de los chilenos son católicos" argumentó Juan Pablo Pinto y otros heteros de la toma, explicando de ese modo la crítica a la performance. Felipe Rivas, miembro de la CUDS, argumentó en la instancia que esa era la respuesta típica de un movimiento que ha perdido toda su capacidad crítica, que tiene una lógica neoliberal del "rating" político, de agradar al público, al junior y a la dueña de casa, de no ofender a nadie. “Lógica neoliberal, insisto,”— dijo Felipe—“porque es el sistema neoliberal en la educación lo que supuestamente los estudiantes de esta toma critican.” Siguiendo la regla de tres de los estudiantes, habría que defender el neoliberalismo, porque la mayoría de los chilenos también está de acuerdo con ello.

“¿Por qué el régimen económico puede ser objeto de todas las críticas, pero la misma radicalidad no puede ser planteada con respecto al régimen ideológico-religioso del catolicismo o al régimen cultural de la heterosexualidad normativa? ¿Por qué sí se puede ofender al empresario que viene de hacer sus transacciones en la calle Nueva York, pero no se puede ofender a la vieja pechoña que va a la misa en la Iglesia San Francisco y que recita el "amor al prójimo" mientras desprecia a los maricones?”

Argumentábamos con fuerza, cuando un estudiante tomó la palabra para expresar que “Chile no estaba preparado para acoger las demandas de transexuales, lesbianas y gays”, y otra estudiante, con el típico cinismo de quién no quiere quedar mal con nadie, dijo con voz de simpática que “estamos perdiendo tiempo precioso en temas que no le importan al movimiento, chicos, los aceptamos, pero en esta Asamblea esta discusión no tiene cabida”.

En ese minuto los estudiantes universitarios, que usaban pañuelos palestinos, rastas y poleras del Che Guevara, se empezaron a aburrir con los fletos. Al parecer, la crítica marica atrasaba la “importante agenda” que incluía sesudas discusiones tales como "cuántos eran los encargados de la puerta" o "a qué hora se debían levantar los encargados de hacer "tarreos" en la Alameda para recaudar los fondos del almuerzo común".

Así fue como comenzaron -en la discusión de la Asamblea-, ciertas voces que decían que las demandas sexuales eran temas de "valores", que como tal, "no tenían sentido en el marco de los temas de trabajo del movimiento estudiantil". Según ellos, la demanda por la igualdad en el acceso a la educación para todas las personas, independientemente de su orientación sexual, identidad de género, sexo o expresión de género, no sólo "excedía" las inquietudes "propias" del movimiento estudiantil, sino que se transformaba -para estos niños que juegan a la política desde el cargo universitario- en un "debate valórico". Nuestra defensa sacó de quicio al burocrático grupo de estudiantes de “izquierda”.

La sexualidad no es un tema de valores

Las Derechos Humanos de gays, lesbianas y trans no son un asunto relativo, sujeto a los "valores" personales de unos u otros. Unos puede tener valores más o menos conservadores, el tema le sentará mejor o peor a otros. Pero los derechos sexuales no son un tema de valores, no pueden ser puestos en duda, no son materia de debate. Eso es simple y llanamente INACEPTABLE

En la Asamblea del Aula Magna de la Casa Central había cuarenta personas aproximadamente, la mayoría pertenecientes a las carreras de Ingeniería Forestal, Periodismo y Farmacia. Sólo algunos dieron su inocente apoyo a la intervención trans de Andrés Bello. “Encuentro que se está exagerando un acto que no es más que un mínimo aporte a la toma”, dijo una alumna de primer año dirigiéndose a los dirigentes. “No estoy de acuerdo con que se ofenda a la Iglesia Católica”, volvió a destacar, bastante afectado, Juan Pablo Pinto, representante de Izquierda en Movimiento, por las “satánicas” palabras de la loca Inti.

Los voceros de la toma creían y creen que todo lo que necesitan gays y lesbianas para ser felices es respeto. Obviamente no es así. Las sexualidades no hegemónicas (no heterosexuales) son objeto de constante exclusión en el sistema educacional. Lamentablemente nuestros representantes estudiantiles están estancados en análisis políticos obsoletos hace más de 30 años. Es por culpa de esa visión de mundo anticuada que piensan que las exclusiones sociales se fundan exclusivamente en cuestiones de carácter económico.

Los estudiantes en toma sólo ven la discriminación "al hijo del obrero", pero desprecian "al hijo de puta", como si los derechos de las putas no fuesen igual de importantes que los de los obreros. Tampoco se han logrado percatar que si miran a su alrededor, en la misma Universidad de Chile, jamás han visto a una travesti en clases. La pregunta de ¿Por qué ninguna travesti accede a la Universidad? no es una pregunta válida desde el punto de vista político de este movimiento estudiantil. El hostigamiento constante contra las estudiantes lesbianas en los liceos o el despido de profesores LGBT no son para este movimiento estudiantil hechos sociales que valgan la pena para articular una demanda política. Este movimiento de estudiantes miente cuando dice que quiere educación para todos.

En: http://www.cuds.cl/articulos/2junio08bella.htm
(disponble el 12 de junio de 2008)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...y las sensibilidades de una mujer heterosexual criada patriarcalmente y que reusa a adherirse a una categoría más allá de las anteriormente expuestas, estan invitadas.

Porque, sino no podría expresar mis pareceres sobre tu escrito.

Janoengels dijo...

la verdad no entendí. No se si te refieres a lo escrito en este articulo, que no fue de mi autoria, (solo lo he publicado en este blog); o te refieres a la pregunta que hago sobre orientacion sexual.
Me decir, para darte una respuesta, gracias. :)