29.10.08

El Banco del Sur: Avances y desafíos

El Banco del Sur: Avances y desafíos
Isabel Ortiz y Oscar Ugarteche
Alai-amlatina 04/10/2008

En América del Sur existe la necesidad urgente de mejorar las tasas de crecimiento, de fortalecer los mercados internos y de mejorar, substancialmente, los niveles de vida de la población, a fin de revertir la tendencia migratoria, buscar la justicia social y reducir la concentración del ingreso en el marco de un ciclo virtuoso de desarrollo sostenible y sustentable. Desde 2006, varias naciones de América Latina comenzaron a considerar la creación de un nuevo banco alternativo, el Banco del Sur, que utilizara las reservas existentes en la región para financiar el desarrollo de sus países miembros, para fortalecer los procesos de integración regional, reducir las asimetrías, la pobreza y exclusión social, promover el empleo y activar un círculo virtuoso, fundamental para la transformación económica, social y política de la región.

Después de un largo proceso de acuerdos internaciones, el Acta Fundacional del Banco del Sur fue suscrita el 9 de Diciembre de 2007, en Buenos Aires, por 7 presidentes sudamericanos. En el acta de fundación del Banco del Sur, los presidentes de los países miembros del banco fijaron un plazo de 60 días para que la estructura y las directrices de la nueva institución financiera multilateral sudamericana fueran definidas. En octubre del 2008, han pasado 300 días y el Convenio Constitutivo del Banco sigue sin fundarse.

¿Qué ha pasado?

El retraso se debe a un inadecuado mecanismo de trabajo y divergencias entre los países miembros. Existen varias propuestas de Convenios Constitutivos para el Banco del Sur, lo que se requiere es un nuevo consenso. Recordemos que finalizar el Convenio Constitutivo es solo un primer paso para realmente crear el Banco del Sur. Lo realmente importante no es ese documento de unas pocas páginas, sino operacionalizar sus principios, contratar a personal, organizar el funcionamiento del Banco y ponerlo en marcha.

En las reuniones de UNASUR siempre se menciona al Banco del Sur, e incluso se le refiere ya coloquialmente como BANSUR, los países de la región siguen interesados en él. El interrogante es si todos los miembros natos están de acuerdo en lo básico o si hay divergencias aparentemente insalvables.

Los acuerdos sobre el Banco del Sur

Mientras que la parte más difícil —el consenso político para crear un Banco del Sur— se ha conseguido, quedan aún por definir los aspectos técnicos: ¿Cómo construir un banco multilateral de desarrollo alternativo? ¿Cómo operacionalizar los principios que lo fundaron, en el contexto de una nueva arquitectura financiera regional? América Latina ya tiene varios bancos multilaterales de desarrollo ¬-la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Inter-Americano de Desarrollo (BID)- pero estos no han servido para activar un nuevo patrón de desarrollo. ¿Cómo construir un banco distinto?

Hay quienes plantean que no debería haber diferencia entre el Banco del Sur y las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs), sin comprender que lo que ha impedido el desarrollo de la región no es solo la falta de financiación, sino las políticas de desarrollo ortodoxas neoliberales impuestas por las instituciones basadas en Washington. Esta es la razón por la cual los presidentes latinoamericanos han preferido fundar algo distinto, ganando autonomía y capacidad de maniobra (“policy space”) para crear políticas de desarrollo distintas, que apoyen la soberanía de los pueblos de la región. La necesidad de nuevas políticas es particularmente acuciante dada la crisis alimentaria y la recesión mundial que se avecina debido a las políticas económicas del Norte.

Ha habido acuerdos importantes con respecto al Banco del Sur, pero las divergencias dominan.

Las divergencias son múltiples. Claramente, la realpolitik es distinta para países como Brasil, que ya dispone de un Banco de Desarrollo potente como el BNDES, con una cartera de inversión muy superior al Banco Mundial, y de los países chicos, que necesitan apremiantemente fondos para el desarrollo: La situación a la que se enfrenta el Banco del Sur son los países pequeños frente a los países grandes.

1. Gobernabilidad ¿“Un país-un voto”, o “un dólar, un voto”? En este momento, Septiembre del 2008, la falta de acuerdo se centra en la interpretación del Artículo V del Acta Fundacional, en el que se acordó un sistema de funcionamiento democrático, un país-un voto. Este sistema seria similar al de las Naciones Unidas, donde cada país tiene voz y voto por pequeño que sea, y fundamentalmente diferente de los bancos multilaterales de desarrollo existentes (ej. el Banco Mundial), donde los países ricos tienen derecho a más voto, por el hecho de contribuir mayores recursos. De los países con mayor contribución al Banco del Sur (Argentina, Brasil y Venezuela) solo Venezuela apoya la toma de decisiones democrática en todos los niveles. Brasil y Argentina se decantan por el modelo tradicional de la banca multilateral; aunque han aceptado que los consejos del Banco del Sur funcionen bajo el principio de un país-un voto, consideran que en la gestión del día a día los países con mayor contribución deberían tener mayor voz.

2. Privilegios y exenciones fiscales: Algunos sugieren que todas las operaciones del Banco, desde compras y adquisiciones, hasta inversiones y salarios de sus oficiales, deben estar exentas de toda clase de gravámenes tributarios y derechos aduaneros. Para otros, esta medida —copiada de las IFIs— es inapropiada, contraria a los importantes esfuerzos de lucha contra la evasión fiscal en la zona.

3. Fondeo: Mientras que se han acordado las participaciones de capital entre los países miembros, aun no existe una decisión sobre el uso de reservas, el origen de fondos especiales concesionales, co-financiación y otros detalles del fondeo del Banco.

4. Cartera de Inversión ¿Debe la infraestructura ser prioridad? Algunos de los países insisten en asociar al Banco del Sur con inversión en infraestructura. Sin embargo, la infraestructura es ya el área con mayor inversión multilateral en la zona, mientras que las áreas mas necesitadas son los sectores sociales y la agricultura.

5. Elegibilidad según el tipo de institución - ¿Debe el Banco del Sur financiar a grandes compañías privadas? Mientras que existe un acuerdo colectivo que el banco del Sur invertirá en intermediación financiera para empresas públicas nacionales, PYMES, cooperativas y empresas asociativas, algunos muestran objeciones a financiar a la gran empresa privada. Otros señalan que hay que diferenciar entre distintos tipos de gran empresa privada (algunas son importantes para la sociedad latinoamericana, como compañías que produzcan alimentos, medicamentos genéricos, fertilizantes, etc.) y además éstos señalan la importancia de promocionar empresas regionales para la reactivación económica de la región. La minuta de Buenos Aires refleja ya un vaticinio de lo que ha de venir en este sentido: “Se consideró la conveniencia de que el Banco pueda efectuar préstamos – además de al sector público, semipúblico y de economía mixta - al sector de cooperativas y al sector privado previa conformidad del Sector Público respectivo. Venezuela considera que el Banco no debería financiar al sector privado, excepto al sector de cooperativas, empresas asociativas y comunitarias” (párrafo 8).

6. Distribución de inversiones entre países miembros y distintos términos de financiamiento: El Artículo I del Acta Fundacional señala una inversión equilibrada entre los países miembros del Banco. Sin embargo, no todos los países tienen la misma capacidad de absorción. Además, ¿serán todas las inversiones realizadas bajo las mismas condiciones? Los bancos multilaterales de desarrollo ofrecen préstamos concesionales (a menor interés) y donaciones (gratuitas) a los países con más bajo PIB. Esto genera de nuevo una división entre los países grandes y los pequeños, que en principio se merecen términos concesionales por ser menos ricos.Existen dos opciones para evitar esta división entre países. Una opción es mantener distintos tipos de financiamiento según sectores (ej. inversiones en sector social podrían ser concesionales independientemente del país/región, como hace el BANDES en Venezuela). Otra opción es el modelo de la Unión Europea. Europa se enfrentó al mismo problema que América Latina de “los grandes contra los chicos”, y lo solucionó abandonando la idea de país, focalizando la concesionalidad en la regiones más pobres, independientemente del país donde estuvieran. Así, no se trata de países ricos subsidiando a los pobres (ej. no seria Brasil subsidiando a Bolivia), sino de las regiones ricas subsidiando a las pobres (ej. las regiones pobres de Brasil también podrían beneficiarse de mejores términos de financiamiento)

7. Compras y adquisiciones: El Acta Fundacional del Banco del Sur indica una preferencia por bienes y servicios de la región. Sin embargo, debido a que en la región solo hay 12 países, la realidad es que quizás en algunos casos la compra de bienes o servicios no sea factible, en cuyo caso podrían haber las siguientes opciones: (a) Una opción es permitir compras de bienes y servicios de países no-miembros del Banco, pero ser proveídas por contratistas de los países miembros; (b) Otra opción es un tratamiento preferencial para las compras y adquisiciones de otros países del Sur, hasta ciertos umbrales de precio; (c) Caso contrario las compras y adquisiciones podrían estar desligadas, abiertas a cualquier país del mundo que ofrezca precios más competitivos. Claramente, existe un “trade-off” entre apoyo al Sur y competitividad de los precios por productos, en cuya definición no hay acuerdo.

8. Participación y transparencia: Hasta ahora la sociedad civil ha defendido a capa y espada la creación de un Banco del Sur alternativo, ha sido una fuerza positiva. Sin embargo, no existe acuerdo sobre su posible inclusión en el Banco del Sur. El grado de participación de la sociedad civil es uno de los elementos de divergencia entre distintos países miembros.

9. Salvaguardias sociales y medioambientales: ¿Cómo asegurar que los principios contenidos en el Acta Fundacional del Banco del Sur, vinculados con objetivos de promoción de justicia socio-ambiental, son mantenidos? Los bancos de desarrollo multilaterales han desarrollado una serie de salvaguardas sociales y medioambientales, creadas para maximizar impactos positivos en empleo, distribución de beneficios en género, generaciones, etnias y personas con necesidades especiales, así como en el medio ambiente. Sin embargo, muchas de estas salvaguardas se están diluyendo en la actualidad, dado el vuelco conservador de las IFIs. Para el Banco del Sur, el desafío se trata de cómo considerarlas de manera simple, sin que generen un exceso de papeleo y burocracia, pero que aseguren el abandono de un modelo de desarrollo ortodoxo que provoque más exclusión social y destrucción ambiental.

El Banco del Sur debe seguir adelante

El Banco del Sur avanza tan lentamente, que el retraso está generando impaciencia en aquellos países con mayor interés. Se está formando otro banco de desarrollo regional alternativo, el Banco del ALBA, la Alternativa Bolivariana de las Américas, el acuerdo de integración regional entre Bolivia, Cuba, Honduras, Nicaragua y Venezuela. El Banco del ALBA cuenta con un capital suscrito de US$2.000 millones, y ya tiene oficinas en Caracas. Esto es otro camino, aunque no son países de UNASUR, salvo Bolivia.

Dada la demora, el pasado 29 de Agosto 2008, los Presidentes de Venezuela y Ecuador declararon la creación de un banco de desarrollo para Bolivia, Ecuador y Venezuela , sin dejar de impulsar el banco del Sur, pero en vista de la lentitud en su desarrollo adoptarán mecanismos alternativos de cooperación financiera más inmediatos. Sin duda esta es una forma de crear presión sobre los países mayores. En Buenos Aires aseguran que el Banco del Sur estará operativo antes del fin del 2008. En Brasilia esto es menos claro, porque de alguna forma el BNDES existe y esta es una competencia.

Es imprescindible que el Banco del Sur comience a operar aunque sea en su mínima expresión, y así poder comenzar a emitir bonos en la unidad monetaria sudamericana. Ya se han acordado los pagos en moneda nacional del comercio intraregional, y en la próxima reunión ministerial de UNASUR se terminará de ampliar el uso de la moneda nacional. El siguiente paso lógico es comenzar a usar la unidad monetaria sudamericana como unidad de referencia, tras los estudios de factibilidad que el Banco mismo debería de hacer. La unidad monetaria sudamericana se presentó en una conferencia de bancos centrales en Buenos Aires en agosto del 2008.

Nueva York y México DF, Octubre 2008.

- Isabel Ortiz es oficial senior de las Naciones Unidas y ex-oficial del Banco Asiático de Desarrollo, y Oscar Ugarteche es investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma de México. Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores.

Fuente: http://www.quehacer.com.uy/Aportes/banco_del_sur.htm

14.10.08

El FPMR ante la candidatura del soplón Fernando Moreno

Por los compañeros asesinados en la fuga del 10 octubre de 1992

El FPMR ante la candidatura del soplón Fernando Moreno

Estas elecciones municipales no solo son el nicho de las ambiciones partidistas y las pugnas por la hegemonía en el bloque dominante como hemos denunciado, sino también un circo putrefacto donde se suceden las peores representaciones y lo más bajo de la política actual, agregándose al grueso de las candidaturas más de un tránsfuga, corrupto o soplón. Una Muestra de ello es la postulación a “concejal” de un delator e informante del otrora Consejo Coordinador de Seguridad Pública, más conocido como la “Oficina”. Su nombre es Fernando Enrique Moreno Vega, militante del Partido Radical Social Demócrata (PRSD), funcionario de la Municipalidad de San Miguel en su departamento de deportes.

Moreno Vega es un ex preso político que al momento de ser detenido el año 1990 no formaba parte de las filas del FPMR como ha circulado por ahí (al margen que la policía en su momento lo vinculara con nuestra organización), responsable en el 92 de la filtración de información que permitió a los aparatos represivos dar muerte a nuestros hermanos Pedro Ortiz Montenegro, Mauricio Gómez Lira (“Pum Pum”) y José Miguel Martínez (“Palito”), los cuales el 10 de octubre de ese año intentaron junto a otros prisioneros alcanzar la libertad desde la Penitenciaria de Santiago.

Al cumplirse 16 años de estos hechos, afirmamos que los combatientes Rodriguistas y en general los revolucionarios, han asumido con dignidad y responsabilidad las consecuencias y posibles costos de esta lucha, y por principios no han aceptado ni toleran la colaboración con los enemigos del pueblo y sus aparatos represivos, triste rol que le tocó jugar a este sujeto así como otros que ya pagaron por tan vil acto, el cual reconoció su labor de informante al ser confrontado por los compañeros presos políticos posteriormente a la fuga, debiendo Gendarmería aislarlo para su protección por ordenes “superiores”...

No es la primera ni será la última vez que gobiernos como estos fomenten la traición y la colaboración como estrategia para desarticular a las organizaciones revolucionarias, es la misma podredumbre ética y moral que origina la corrupción y las sucias maniobras, los cuoteos y arreglines de esta clase política, prácticas que expresan además el carácter de este sistema y modelo económico decadente.

Seguramente la posibilidad de optar a cargos públicos o de “representación popular” es la recompensa que personajes como Moreno Vega recibe finalmente de parte de sus pares, como lo han expresado entre pasillo dirigentes de su propio partido. Aunque es cierto también que tarde o temprano estos elementos reciben el castigo que la historia y los pueblos dan a los traidores, en la calle, pisoteados y hasta negados por sus propios compinches.

Sin duda este caso como otros no hace sino expresar el despotismo y la infamia que esconden los escritorios de quienes gobiernan este país, en contraposición del ejemplo digno y limpio que nos dejaron los luchadores y luchadoras caídos, quienes hasta el último combatieron el entreguismo y la falsa democracia de los traidores en el poder…

Vota Protesta, Botémoslos a Todos…23 de octubre Protesta Popular!!!
Este sistema es un fracaso, hay que cambiarlo…

Dirección NacionalFrente Patriótico Manuel Rodríguez
Santiago de Chile, 7 octubre de 2008
http://www.fpmr-chile.org/

En: http://www.fpmr-chile.org/soplon.html

7.10.08

Todo lo que usted quiere saber sobre el origen de esta crisis pero teme no entenderlo

6/10/2008
Todo lo que usted quiere saber sobre el origen de esta crisis pero teme no entenderlo
Focus on the Global South

Todos nos hacemos estas preguntas sobre la actual crisis financiera: ¿ya pasó lo peor? ¿Qué causó el colapso del centro neurálgico del capitalismo global? ¿Fue la codicia? ¿Fue el de Wall Street un caso de alguacil alguacilado? ¿Fue falta de regulación? Pero ¿no hay nada más? ¿No hay nada sistémico? ¿Qué tiene que ver la crisis de sobreproducción de mediados de los años 70 con los acontecimientos recientes? ¿Qué pasó, pues? ¿Cómo trató de resolver el capitalismo la crisis de sobreproducción? ¿En qué consistió la reestructuración neoliberal? ¿En qué medida la globalización de los 80 y los 90 fue una respuesta a la crisis de los 70? ¿Por qué la globalización no pudo superar la crisis? ¿Cuáles fueron los problemas de la financiarización como vía de salida a la crisis de sobreproducción de los 70? ¿Por qué la financiarización es tan volátil? ¿Cómo se forman, crecen y estallan las burbujas? ¿Cómo se formó la presente burbuja inmobiliaria? ¿Y cómo creció? ¿Cómo pudieron las hipotecas subprime degenerar en un problema de tales dimensiones? ¿Y cómo es posible que los titanes de Wall Street se desplomaran como un castillo de naipes? ¿Qué pasará ahora?

Todos, en efecto, nos hacemos esas preguntas. Pero pocos pueden tratar de contestarlas con la insólita combinación de elegancia, profundidad, claridad y extremada sencillez del economista y politólogo Walden Bello. Y mucho menos en apenas 4000 palabras.

El derrumbe de Wall Street no se debe solo a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. Procede también, y sobre todo, de la crisis de sobreproducción que ha venido minando al capitalismo remundializado desde mediados de los 70. Así ve esta crisis de fin de época Walden Bello.

Muchos en Wall Street todavía están digiriendo los acontecimientos epocales de las últimas semanas:

* Entre 1 y 3 billones de dólares de activos financieros evaporados.

* Wall Street, nacionalizado, con la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro tomando todas las decisiones estratégicas importantes en el sector financiero, y a todo eso, con un gobierno que, tras el rescate de AIG, pasa a dirigir la mayor compañía aseguradora del mundo.

* El mayor rescate desde la gran depresión, con 700 mil millones de dólares reunidos a la desesperada para salvar al sistema financiero global.

Las explicaciones habituales ya no bastan. Los acontecimientos extraordinarios precisan de explicaciones extraordinarias. Pero antes…

¿Ya pasó lo peor?

No, si algo ha quedado claro con los movimientos contradictorios de estas semanas en que, al tiempo que se permitía la quiebra de Lehman Brothers, se nacionalizaba AIG y se fraguaba la toma de control de Merril Lynch por el Bank of America, es que no hay una estrategia para afrontar la crisis; a lo sumo, respuestas tácticas, como bomberos que se pisan la manguera, abrumados por la magnitud del incendio.

El rescate de 700 mil millones de dólares de las obligaciones hipotecariamente respaldadas en poder de los bancos no es una estrategia, sino, básicamente, un esfuerzo a la desesperada para restaurar la confianza en el sistema, para prevenir la erosión de la fe en los bancos y en otras instituciones financieras y para evitar una afluencia masiva de retirada de fondos de los bancos como la que desencadenó la Gran Depresión de 1929.

¿Qué causó el colapso del centro neurálgico del capitalismo global? ¿Fue la codicia?

La vieja y venerada codicia jugó su parte. A eso se refería Klaus Schwab, el organizador del Foro Económico Mundial, el jamboree de la elite global celebrado anualmente en los Alpes suizos, cuando dijo a su clientela en Davos este año: "Tenemos que pagar por los pecados del pasado".

¿Fue el de Wall Street un caso de alguacil alguacilado?

Desde luego. Los especuladores financieros rizaron el rizo hasta confundirse ellos mismos con la creación de contratos financieros más y más complejos, como los derivados, tratando de ganar dinero a partir de todo tipo de riesgos (incluidos exóticos instrumentos de futuros, como los credits default swaps o contratos de protección de derivados crediticios, que permitían a los inversores apostar, por ejemplo, a que los prestatarios de la propia corporación bancaria ¡no serían capaces de devolver su deuda! Tal es el comercio multibillonario no-regulado que acabó tumbando a AIG.

El 17 de diciembre de 2005, cuando la International Financing Review (IFR) anunció sus premios anuales del año –uno de los programas de premios más prestigioso del sector—, dejó esto dicho:

"Lehman Brothers no sólo mantuvo su presencia global en el mercado, sino que dirigió la penetración en el espacio de preferencia… desarrollando nuevos productos y diseñando transacciones capaces de subvenir a las necesidades de los prestatarios… Lehman Brothers es el más innovador en el espacio de preferencia precisamente por hacer cosas que no pueden verse en ningún otro sitio."

Huelgan comentarios.

¿Fue falta de regulación?

Sí. Todo el mundo reconoce ahora que la capacidad de Wall Street para innovar y excogitar instrumentos financieros más y más sofisticados ha ido mucho más allá de la capacidad regulatoria del Estado, y no porque el Estado no fuera capaz de regular, sino porque la actitud neoliberal, de laissez-faire, imperante impidió al Estado diseñar mecanismos efectivos de regulación.

Pero ¿no hay nada más? ¿No hay nada sistémico?

Bien, Georges Soros, que lo vio venir, dice que lo que estamos pasando es la crisis del sistema financiero, la crisis del "gigantesco sistema circulatorio" de un "sistema capitalista global… que está reventando por las costuras".

Para seguir con la idea del archiespeculador, a lo que estamos asistiendo es a la intensificación de una de las crisis o contradicciones centrales del capitalismo global, cual es la crisis de sobreproducción, también conocida como sobreacumulación o sobrecapacidad.

Se trata de la tendencia del capitalismo a construir una ingente capacidad productiva que termina por rebasar la capacidad de consumo de la población debido a las desigualdades que limitan el poder de compra popular, lo cual termina por erosionar las tasas de beneficio.

Pero, ¿qué tiene que ver la crisis de sobreproducción con los acontecimientos recientes?

Muchísimo. Pero, para entender la conexión, tenemos que retrotraernos a la llamada Época Dorada del capitalismo contemporáneo, al período comprendido entre 1945 y 1975.

Fue un período de rápido crecimiento, tanto en las economías del centro como en las subdesarrolladas, un crecimiento propulsado, en parte, por la masiva reconstrucción de Europa y del Este asiático tras la devastación de la II Guerra Mundial, y en parte, por la nueva configuración socio-económica institucionalizada bajo el nuevo estado keynesiano. Un aspecto clave de esta última fueron los severos controles estatales de la actividad de mercado, el uso agresivo de políticas fiscales y monetarias para minimizar la inflación y la recesión, así como un régimen de salarios relativamente altos para estimular y mantener la demanda.

¿Qué pasó, pues?

Bien, este período de elevado crecimiento terminó a mediados de los 70, cuando las economías del centro se vieron inmersas en la estanflación, es decir, en la coexistencia de un bajo crecimiento con una inflación alta, lo que la teoría económica neoclásica suponía imposible.

Sin embargo, la estanflación no era sino el síntoma de una causa más profunda, a saber: la reconstrucción de Alemania y del Japón, así como el rápido crecimiento de economías en vías de industrialización, como Brasil, Taiwán y Corea del Sur, añadió una enorme capacidad productiva e incrementó la competición global, mientras que la desigualdad social, dentro de cada país, y entre países, limitó globalmente el incremento del poder adquisitivo y de la demanda, resultando así erosionada la tasa de beneficio. La drástica subida del precio del petróleo en los setenta no hizo sino agravar la cosa.

¿Cómo trató de resolver el capitalismo la crisis de sobreproducción?

El capital ensayó tres vías de salida del atolladero de la sobreproducción: la reestructuración neoliberal, la globalización y la financiarización.

¿En qué consistió la reestructuración neoliberal?

La reestructuración neoliberal tomó la forma del reaganismo y del thatcherismo en el Norte y del ajuste estructural en el Sur. El objetivo era la revigorización de la acumulación de capital, lo que se consiguió: 1) removiendo las restricciones estatales al crecimiento, al uso y a los flujos de capital y de riqueza; y 2) redistribuyendo el ingreso de las clases pobres y medias a los ricos, de acuerdo con la teoría de que se motivaría así a los ricos para invertir y alimentar el crecimiento económico.

El problema de esa fórmula era que, al redistribuir el ingreso en favor de los ricos, estrangulaba el ingreso de los pobres y de las clases medias, lo que provocaba la restricción de la demanda, sin necesariamente inducir a los ricos a invertir más en producción.

De hecho, la reestructuración neoliberal, que se generalizó en el Norte y en el Sur a lo largo de los años ochenta y noventa, tuvo unos pobres registros en términos de crecimiento: el crecimiento global promedio fue de un 1,1% en los 90 y de un 1,4 en los 80, mientras que el promedio en los 60 y en los 70, cuando las políticas intervencionistas eran dominantes, fue, respectivamente, de un 3,5% y de un 2,54%. La reestructuración neoliberal no pudo terminar con la estanflación.

¿En qué medida la globalización fue una respuesta a la crisis?

La segunda vía de escape global ensayada por el capital para enfrentarse a la estanflación fue la "acumulación extensiva" o globalización, es decir, la rápida integración de las zonas semicapitalistas, no-capitalistas y precapitalistas a la economía global de mercado. Rosa Luxemburgo, la celebrada economista y revolucionaria alemana, se percató de este mecanismo hace mucho tiempo, viéndolo como un mecanismo necesario para restaurar la tasa de beneficio en las economías metropolitanas. ¿Cómo? Ganando acceso al trabajo barato; ganando mercados, aun si limitados, nuevos; ganando nuevas fuentes de productos agrícolas y de materia primas baratos; y creando nuevas áreas para inversión en infraestructura. La integración se produce a través de la liberalización del comercio, removiendo los obstáculos a la movilidad del capital y aboliendo las fronteras para la inversión exterior.

China, ni que decir tiene, es el caso más destacado de un área no-capitalista integrada en la economía capitalista global en los últimos 25 años.

Para contrarrestar sus declinantes beneficios, un considerable número de corporaciones empresariales situadas entre las primeras 500 del ranquin de la revista Fortune han trasladado una parte significativa de sus operaciones a China, a fin de aprovechar las ventajas del llamado "precio chino" (las ventajas de costes derivadas de un trabajo barato chino aparentemente inagotable). A mediados de la primera década del siglo XXI, entre el 40 y el 50 por ciento de los beneficios de las corporaciones estadounidenses dimanaban de sus operaciones y ventas en el exterior, y señaladamente, en China.

¿Por qué la globalización no pudo superar la crisis?

El problema con esta vía de salida del estancamiento es que exacerba el problema de la sobreproducción, porque añade capacidad productiva. La China de los últimos 25 años ha venido a añadir un volumen tremendo de capacidad manufacturera, lo que ha tenido por efecto deprimir los precios y los beneficios. No por casualidad, los beneficios de las corporaciones estadounidenses dejaron de crecer hacia 1997- De acuerdo con un índice estadístico, las tasas de beneficios de las 500 de Fortune pasó de 7,15 en 1960-69 a 5,30 en 1980-90, a 2,29 en 1990-99 y a 1,32 n 2000-2002.

Dadas las limitadas ganancias obtenidas en punto a contener el impacto depresivo de la sobreproducción, ya a través de la reestructuración neoliberal, ya con la globalización, la tecera vía de salida resultó vital para mantener y elevar la rentabilidad. La tecera vía es la financiarización.

En el mundo ideal de la teoría económica neoclásica, el sistema financiero es el mecanismo, merced al cual los ahorradores, o quienes se hallan en posesión de fondos excedentes, se juntan con los empresarios que tienen necesidad de sus fondos para invertir en producción. En el mundo real del capitalismo tardío, con la inversión en industria y en agricultura arrojando magros beneficios por causa de la sobreproducción, grandes cantidades de fondos excedentes circulan y son invertidas y reinvertidas en el sector financiero. Es decir, el sistema financiero gira sobre sí mismo.

El resultado es que se ensancha el hiato abierto entre una economía financiera hiperactiva y una economía real en estancamiento. Como bien observa un ejecutivo financiero: "ha habido una creciente desconexión entre la economía real y la economía financiera en estos últimos años. La economía real ha crecido, pero nada comparable a la economía financiera… hasta que estalló".
Lo que no nos dice este observador es que la desconexión entre la economía real y la economía financiera no es accidental: que la economía financiera se disparó precisamente para hacer frente al estancamiento dimanante de la sobreproducción de la economía real.

¿Cuáles fueron los problemas de la financiarización como vía de salida?

El problema de invertir en operaciones del sector financiero es que equivale a exprimir valor de valor ya creado. Puede crear beneficios, de acuerdo, pero no crea nuevo valor –sólo la industria, la agricultura, el comercio y los servicios crean valor nuevo—. Puesto que los beneficios no se basan en la creación de valor nuevo o añadido, las operaciones de inversión resultan extremadamente volátiles, y los pecios de las acciones, las obligaciones y otras formas de inversión pueden llegar a divergir radicalmente de su valor real: por ejemplo, las acciones en empresas incipientes de Internet, que se mantuvieron por un tiempo al alza, sostenidas principalmente por valoraciones financieras en espiral, para luego desplomarse. Los beneficios dependen, entonces, del aprovechamiento de las ventajas ofrecidas por movimientos de precios que divergen al alza del valor de las mercancías, para vender oportunamente antes de que la realidad fuerce la "corrección" a la baja para ajustarse a los valores reales. El alza radical de los precios de un activo, mucho más allá de los valores reales, es lo que se llama la formación de una burbuja.

¿Por qué la financiarización es tan volátil?

Con la rentabilidad dependiendo de golpes especulativos, no resulta sorprendente que el sector financiero vaya de burbuja en burbuja, o de una manía especulativa a otra.

Puesto que está sostenido por una manía especulativa, el capitalismo inducido financieramente no ha dejado de batir registros en materia de crisis financieras desde que los mercados de capitales fueron desregulados y liberalizados en los 80.

Antes de la actual debacle de Wall Street, las más explosivas fueron la crisis financiera mexicana de 1994-95, la crisis financiera asiática de 1997-1998, la crisis financiera rusa de 1996, el colapso del mercado de valores de Wall Street de 2001 y el colapso financiero argentino de 2002.

El antiguo secretario del Tesoro con Bill Clinton, un hombre de Wall Street –Rober Rubin—, predijo hace cinco años que "las crisis financieras futuras serán con casi toda seguridad inevitables, y podrían llegar a ser hasta peores."

¿Cómo se forman, crecen y estallan las burbujas?

Sirvámonos, a modo de ejemplo, de la crisis financiera asiática de 1997-98.

* Primero: balanza de pagos y liberalización financiera impuestas por el FMI y el Departamento noteamericano del Tesoro.

* Luego, entrada de fondos extranjeros en busca de rápida y elevada rentabilidad, lo que significa que entraron en el Mercado inmobiliario y en el Mercado de valores.

* Sobreinversión, lo que llevó al desplome de los precios en el Mercado de valores y en el Mercado inmobiliario, lo que, a su vez, condujo al pánico y a la coinsiguiente retirada de fondos: en 1997, en unas pocas semanas 100 mil millones de dólares abandonaron las economías del este asiático.

* Rescate de los especuladores extranjeros por parte del FMI.

* Colapso de la economía real: la recesión se extiende por todo el Este asiático en 1998.

* A pesar de la desestabilización a gran escala, todos los intentos realizados para imponer regulaciones nacionales o globales del sistema financiero fueron rechazadas con razones puramente ideológicas.

Volvamos a la presente burbuja. ¿Cómo se formó?

El actual colapso de Wall Street arraiga en la burbuja tecnológica de fines de los 90, cuando el precio de las acciones de las empresas incipientes en el mundo de Internet se disparó, para luego desplomarse, resultando todo ello en la pérdida de activos por valor de 7 billones de dólares y en la recesión de 2001-2002.

Las laxas políticas monetarias de la Rerserva Federal bajo Alan Greenspan estimularon la burbuja tecnológica, y cuando está colapsó dando paso a la recesión, Greenspan, tratando de prevenir una recesión duradera, rebajó en junio de 2003 los tipos de interés a un nivel sin precedentes en 45 años (al 1%), manteniéndolo en ese nivel durante más de un año. Con eso lo que consiguió fue estimular la formación de otra burbuja: la burbuja inmobiliaria.

En fecha tan temprana como 2002, economistas como Dean Baker, del Center for Economic Policy Research, alertaron sobre la formación de una burbuja inmobiliaria. Sin embargo, en fecha tan tardía como 2005 el entonces presidente del Consejo Económico de asesores de la Presidencia de la nación y actual presidente de la Reserva Federal, Bern Bernanke, atribuía el incremento de los precios de la vivienda en EEUU a "unos fundamentos económicos robustos", y no a la actividad especulativa. ¿A quién puede sorprender que el estallido de la crisis subprime en verano de 2007 pillara a este hombrecito con la guardia totalmente baja?
¿Y cómo creció?

Oigámoslo de boca de uno de los propios jugadores clave en los mercados, de George Soros: "Las instituciones hipotecarias animaron a los hipotecados a refinanciar sus hipotecas aprovechando la revalorización experimentada entretanto por sus casas. Rebajaron sus criterios de préstamo e introdujeron nuevos productos, como hipotecas a interés variable, hipotecas que 'sólo servían intereses' y 'ofertas promocionales' con tipos de interés para partirse de risa. Todo eso animó a especular con la vivienda. Los precios de las casas comenzaron a subir a un ritmo de dos dígitos. Eso sirvió para retroalimentar la especulación, y el alza de los precios inmobiliarios consiguió que los propietarios de casas se sintieran ricos; el resultado fue el boom consumista que ha sostenido a la economía estos últimos años."

Observando las cosas más de cerca, se ve que la crisis hipotecaria no resultó de una oferta superior a la demanda real. La "demanda" estaba, por mucho, fabricada por la manía especulativa de promotores y financieros empeñados en conseguir grandes beneficios a partir de su acceso al dinero foráneo que inundó a los EEUU de la última década. Ingentes volúmenes hipotecarios fueron agresivamente ofrecidos y vendidos a millones de personas que, normalmente, no habrían podido permitírselo ofreciéndoles unos tipos de interés ridículamente bajos, ulteriormente ajustables para sacar más dinero de los propietarios de casas.

¿Pero cómo pudieron las hipotecas subprime degenerar en un problema de tales dimensiones?

Porque los activos pasaron entonces a ser "segurizados": quienes habían generado las hipotecas, procedieron a amalgamarlas con otros activos en complejos productos derivados llamados "obligaciones de deuda colateralizada" (CDO, por sus siglas en inglés), lo cual resultó relativamente fácil dado que trabajaban con diversos tipos de intermediarios que, sabedores del riesgo, se deshacían de esos títulos de valores lo más rápidamente posible, pasándolos a otros bancos e inversores institucionales. Esas instituciones, a su vez, se deshacían del producto, pasándolo a otros bancos y a instituciones financieras foráneas.

Cuando aumentaron los tipos de interés de los préstamos subprime, de las hipotecas variables y de otros préstamos inmobiliarios, el juego tocó a su fin. Hay cerca de 6 millones de hipotecas subprime, el 40% de las cuales entrarán en impago en los próximos dos años, según estimaciones de Soros.

A los que hay que añadir otros 5 millones de impagos en los próximos 7 años, derivados de los tipos hipotecarios variables y de otros "préstamos flexibles". Pero los títulos, cuyo valor se cuenta por billones de dólares, ya se han infiltrado como un virus en el sistema financiero global. El gigantesco sistema circulatorio del capitalismo global ha sido fatalmente infectado.

¿Pero cómo pudieron los titanes de Wall Street desplomarse como un castillo de naipes?

Lo que ocurrió con Lehman Brothers, Merrill Lynch, Fannie Mae, Freddie Mac y Bear Stearns fue, simplemente, que las pérdidas representadas por esos títulos tóxicos rebasaban por mucho sus reservas, lo que condujo a su caída. Y más caerán, probablemente, cuando sus libros de contabilidad, que en los que ahora esos títulos figuran en el Haber, se corrijan para reflejar el actual valor de esos activos.

Y muchos otros les seguirán, a medida que vayan quedando expuestas otras operaciones especulativas, como las centradas en las tarjetas de crédito y en las diferentes variedades de seguros contra riesgos. AIG cayó por causa de su gigantesca exposición en el área no-regulada de los contratos de protección crediticia derivada (credit default swaps), unos derivados financieros que permitían a los inversores apostar dinero a la posibilidad de que las empresas no pudieran devolver los préstamos.

Tales apuestas sobre impagos crediticios representan ahora un mercado de 45 billones de dólares, un mercado, como dicho, que carece de toda regulación. La ciclópea dimensión de los activos que podrían quedar dañados en caso de que AIG colapsara fue lo que movió a Washington a cambiar de idea e intervenir para rescatarlo, luego de haber dejado caer a Lehman Brothers.

¿Qué pasará ahora?

Puede decirse sin avilantez que habrá más bancarrotas y más nacionalizaciones e intervenciones públicas, desempeñando las instituciones y los bancos extranjeros un papel auxiliar del gobierno de los EEUU. Que el colapso de Wall Street irá a más y prolongará la recesión norteamericana. Y que la recesión en EEUU se comunicará a Asia y al resto del mundo, que sufrirá también una recesión, si no algo peor. La razón de esto último es que el principal mercado exterior de China son los EEUU y que China, a su vez, importa materias primas y bienes intermedios –de los que se sirve para sus exportaciones a los EEUU— de Japón, Corea y el Sudeste asiático. La globalización ha hecho imposible el "desacoplamiento". Los EEUU, China y el Este asiático andan ahora como tres prisioneros atados a una misma cadena.

¿Y en suma?

El desplome de Wall Street no sólo se debe a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. El colapso de Wall Street hunde sus raíces en la crisis de sobreproducción que ha sido la plaga del capitalismo global desde mediados de los 70.

La financiarización de la inversión ha sido una de las vías de escape para salir del estancamiento, siendo las otras dos la reestructuración neoliberal y la globalización. Habiendo resultado de poco alivio la reestructuración neoliberal y la globalización, la financiarización pareció atractiva como mecanismo de restauración de la rentabilidad. Pero lo que ahora ha quedado demostrado es que la financiarización es una senda peligrosa que lleva a la formación de burbujas especulativas, capaces de ofrecer una efímera prosperidad a unos cuantos, pero que terminan en el colapso empresarial y en la recesión de la economía real.

Las cuestiones clave son éstas: ¿Cuán profunda y duradera será esta recesión? ¿Necesitará la economía de los EEUU generar otra burbuja especulativa para salir de esta recesión? Y si tal es el caso, ¿dónde se formará la siguiente burbuja? Algunos dicen que la próxima surgirá en el complejo militar-industrial o en el "capitalismo del desastre" sobre el que escribe Naomi Klein. Pero eso es harina de otro costal.

Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista senior en Focus on the Global South.

Traducción para
www.sinpermiso.info: Ricardo Timón y Mínima Estrellav

2.10.08

Chile: fraude al Convenio 169

30 de Septiembre de 2008

Chile: fraude al Convenio 169

Por Bartolomé Clavero*
Quien hizo la ley, hizo la trampa, reza un dicho tradicional. Expresado de forma más técnica, el propio poder legislativo puede cometer fraude de ley, esto es generar por sí mismo las condiciones para que la norma se burle. Las leyes a veces pueden perseguir objetivos diversos a los que declaran, así, por ejemplo, el de servir de propaganda o también el de interceptar y bloquear normas superiores, como pudiera serlo, por seguir ejemplificando, un instrumento internacional de derechos humanos. Con estos fines torcidos cabe también que se haga uso de un tratado internacional. El Convenio de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, o Convenio 169 como suele conocérsele, es un tratado internacional que los Estados pueden ratificar comprometiéndose de este modo, se supone, a poner en práctica con diligencia sus disposiciones. Si el objetivo de la ratificación fuera otro, como el de la mera propaganda o, peor todavía, el de producir el bloqueo de un instrumento de derechos humanos, se estaría cometiendo por el Estados que así actuara un verdadero Fraude de Convenio. No parece que esto resulte tan factible como el fraude oficial de ley, sobre todo en el caso de tratados multilaterales como el susodicho Convenio 169, dado que entonces median instituciones internacionales que vigilan el cumplimiento. Conviene, sin embargo, no excluir la posibilidad, pues la práctica puede poner en riesgo derechos humanos. Recientemente, el pasado 10 de septiembre, el Gobierno de Chile ha depositado ante la Organización Internacional del Trabajo la ratificación del Convenio 169 tras un dilatado y penoso proceso político de discusión y aprobación por el Congreso durante cuyo transcurso han venido generándose condiciones nada favorables a su puesta final en práctica. Repasemos los acontecimientos cruciales al propósito de este resultado. En julio del 2000, casi una década después de que el primer intento de aprobación naufragara, un grupo de diputados presentó un requerimiento al Tribunal Constitucional para que declarase la inconstitucionalidad del Convenio por entender que, al contemplar derechos de indígenas, provocaría una serie de discriminaciones contra la mayoría de los chilenos sencillamente por no serlo, por no ser indígenas. En el agosto inmediato, el Tribunal declara en cambio su constitucionalidad, pero no limitándose a ello. Aquí comienza lo que va a resultar toda una operación de neutralización de este instrumento internacional. Y algo más como veremos. En aquella sentencia del 2000, el Tribunal Constitucional sienta que no habría inconstitucionalidad porque el sistema jurídico chileno, todo él, quedaría por encima de las disposiciones del Convenio. Frente a todo principio internacional sobre el derecho de los tratados, en ello abunda el Tribunal: “La norma en análisis va a recibir aplicación sólo en cuanto sea compatible con el sistema jurídico propio”. Aun más, para la máxima instancia jurisprudencial chilena, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo –este auténtico tratado multilateral– constituye una norma “en su esencia programática”. No se entiende tanta y tan animada discusión en Chile y fuera de Chile respecto a un instrumento que, según el Tribunal Constitucional chileno, carece por completo de fuerza normativa. Ha habido otro pronunciamiento constitucional sobre el Convenio 169. A principios de marzo de 2008 es la Cámara de Diputados en pleno la que envía su acuerdo aprobatorio del mismo al Tribunal Constitucional para control de su constitucionalidad. La cuestión ahora se concreta en el derecho indígena a la participación en toda medida del Estado que les afecte mediante consulta conducida de buena fe para alcanzarse su consentimiento, lo cual evidentemente choca con las previsiones de la Constitución sobre los procesos legislativo y administrativo. El Tribunal Constitucional elude la constatación y vuelve a interpretar el alcance del Convenio. En vez de concluir, conforme a los principios internacionales sobre cumplimiento de los tratados, que, de ratificarse el Convenio 169, Chile se compromete a proceder a todas las reformas internas necesarias, sin excluir las constitucionales, para llevarlo a debido cumplimiento, el Tribunal Constitucional afirma que no hay problema alguno. Según su peculiar interpretación, el derecho indígena a la consulta “no importa una negociación obligatoria, sino que constituye una forma de recabar opinión, misma que no resultará vinculante”. El requerimiento de consulta por parte del Convenio así resulta para este alto Tribunal, como el mismo no deja de insistir, “un mecanismo de participación que no tiene carácter vinculante”. Otra interpretación peculiar del Convenio se ha producido en sede parlamentaria, por parte de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado a principios del 2008. La misma acuerda proponer que el Ejecutivo ratifique con “una declaración interpretativa” anexa respecto a su artículo 35 para prevenir que el mismo tan sólo se aplique “en relación a los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”. El artículo de referencia hace mención más amplia en cambio de “otros convenios y recomendaciones, instrumentos internacionales, tratados, o leyes, laudos, costumbres o acuerdos nacionales”. En esta propuesta se pone verdadero empeño y el gobierno la acepta expresamente. En la discusión del pleno del Senado hubo lances de todo tipo sobre tal “declaración interpretativa”, pero sin sustanciarse acuerdo alguno a este nivel más decisivo, ni a favor ni tampoco en contra. ¿Por qué este énfasis en una cuestión que parece referirse a posibilidades no inmediatas de futuro? Pues porque lo son de presente. Pocos meses antes, a mediados de septiembre de 2007, la Asamblea General de Naciones Unidas había adoptado la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que viene a reforzarlos de un modo muy sustancial. Según los términos genuinos del artículo 35 del Convenio 169, este mismo tratado pudiera servir ahora de puente para la recepción de la Declaración. Obsérvese que la “declaración interpretativa” chilena intenta evitar este efecto convirtiendo por su parte al Convenio en un dique de contención frente a la Declaración, esto es contra un instrumento de derechos humanos. La Organización Internacional del Trabajo no ha permitido a Chile depositar la ratificación con el acompañamiento de la “declaración interpretativa”. No es un asunto nimio para ella. El artículo 35 del Convenio responde al artículo 19, párrafo 8, de la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, que no permite la utilización de un instrumento o de su respectiva ratificación para menoscabar derechos reconocidos de otro modo. Es lo que Chile intenta sin éxito internacional por lo que vemos. Lo que está por ver es lo que harán el legislativo, el ejecutivo y el judicial a efectos internos. La jurisprudencia constitucional sobre el Convenio 169 es inconsistente, pero tendrá que verse si la justicia se toma este instrumento más en serio. La “declaración interpretativa” es insostenible, pero tendrá que verse lo que hace el gobierno con el problemático compromiso de mantenerla que tan sólo contrajo ante una comisión del Senado, eludiéndolo en el pleno. En todo caso, como la intención del fraude está patente, las instituciones internacionales de derechos humanos en general y de derechos indígenas en particular no deben darse por satisfechas con la ratificación chilena del Convenio 169. Sobre todo en estas fechas más sensibles de su promulgación. Las instituciones internacionales habrán de esmerar la diligencia y extremar la vigilancia, para el efectivo vigor y cumplimiento de un Convenio de derechos humanos.
*Bartomé Clavero es Miembro del Foro Permanente de Naciones Unidas sobre Asuntos Indígenas, en representación de los estados de la Unión Europea.